20minutos.es, Europa Press, 27 de marzo – A la hora de comprar casa uno debe plantearse cuál será el método de financiación, a qué promotora comprar o hasta qué lugar exacto de la ciudad se elige para vivir. Después lo habitual es buscar en los portales de vivienda, acudir a una inmobiliaria o a las oficinas de una promotora.
Pero existe otra manera de plantearse esta inversión, hacerlo a través de las cooperativas de vivienda. Son sociedades mercantiles formadas por socios cooperativistas que comparten como objetivo conseguir la autopromoción de un bloque de viviendas. «Una cooperativa de vivienda persigue hacerse con una casa evitando pagar beneficios industriales y pudiendo participar en el diseño de su propia vivienda”, explica el vicepresidente de Concovi, la patronal de estas cooperativas, Juan Casares.
Así las cooperativas de vivienda no son más que un ente empresarial conformado por socios cooperativistas que comparten la intención de acceder a una vivienda y se comprometen con ello a inmiscuirse en el proyecto desde el inicio, ya sea para proyectar el bloque desde el inicio, buscando solar, promotora, diseño, etc, o para comprar un edificio viejo y proceder a la rehabilitación del mismo, una práctica, la segunda, que según explica Casares está más extendida en Europa que en España.
Según Concovi, formar parte de una cooperativa de viviendas a la hora de comprar una casa reporta dos beneficios principales: el económico y el participativo. Al ser la propia cooperativa la que gestiona la construcción (o rehabilitación), los inversores se ahorran el coste del intermediario y acceden a su casa solo por el coste de producción.
El segundo beneficio se refiere a la participación de los futuros inquilinos en el diseño y construcción de su futuro hogar. «Que puedas decidir cómo va a ser tu vivienda, diseñarla y ajustar entre todos los cooperativistas cuáles serán las zonas comunes, como serán las piscinas, las zonas internas si se crean guarderías o no sólo se consigue participando de una cooperativa», señala Casares. Lo más común, según los datos de Concovi, es que las cooperativas estén formadas por colectivos de profesionales como pueden ser enfermeros, periodistas, etc. «Lo más habitual es que te enteres por un cartel en un puesto de trabajo o a través de un cartel en un solar», explican desde la institución.
Cómo formar parte de una cooperativa
«El nacimiento espontáneo de una cooperativa no existe», puntualiza el portavoz de la patronal de las cooperativas de vivienda, quien a pesar de ello indica que si alguien quiere crear su propia cooperativa solo tiene que buscar un grupo de cooperativistas y registrarla. «Lo que yo defiendo es que el ciudadano que quiera formar parte del modelo cooperativo lo haga inscribiéndose en el registro de cooperativas de viviendas de Concovi», explica Casares.
Todos aquellos que deseen formar parte de una cooperativa pueden registrarse online en la base de datos de la patronal o de cualquiera de las federaciones autonómicas de cooperativas de vienda, desde donde sus datos serán cruzados con los de otros futuros cooperativistas o cooperativas ya en marcha para encontrar la opción más adecuada a la que unirse. Además de ofrecer asesoramiento jurídico y fiscal gratuito, una vez el socio cooperativista se integre en un proyecto cooperativo, la patronal se encarga de tutelar el proceso de proyección de la vivienda.
Si un grupo de amigos, familiares o conocidos se decide a montar una cooperativa para proyectar sus viviendas, desde Concovi aconsejan que se acuda a ellos o a las federaciones territoriales para recibir asesoramiento y poner en marcha un proceso de creación que puede durar entre un mes y un mes y medio. «Aquí los costes son mucho menores», indica Casares, quien destaca la función social del ente. «Lo que nosotros perseguimos es la defensa de la economía social de la vivienda y que nadie se disfrace de cooperativa para engañar», puntualiza el vicepresidente de Concovi.
Generalmente, las cooperativas de vivienda desaparecen una vez han logrado su objetivo social, aunque defienden que éstas deberían cambiar su carácter y convertirse en cooperativas de vecinos capaces de gestionar la comunidad o en cooperativas de consumo capaces de gestionar servicios que se hayan creado como puede ser una guardería vecinal, etc.