elconfidencial.com, Elena Sanz, 05 de enero – Acceder a una vivienda resulta misión imposible para buena parte de los jóvenes españoles. No importa si el deseo es comprar casa o vivir de alquiler. Ninguna de estas opciones es viable desde el punto de vista económico ni para jóvenes asalariados ni para los hogares jóvenes compuestos por menores de 30 años, tal y como se desprende del último Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud.
La caída de precios registrada desde los máximos no es aún suficiente para que los jóvenes españoles puedan plantearse comprar una casa Pero, además, su acceso a una vivienda digna en alquiler también se ha complicado puesto que en el último año los precios en el mercado del alquiler han aumentado un 6 %.
Los datos hablan por sí solos. Hoy en día, una persona joven asalariada debería dedicar 13,1 años de su sueldo íntegro para la compra de vivienda en propiedad, y los hogares jóvenes de menos de 30 años necesitarían los ingresos de 7,2 años para sufragar la compra de vivienda, cuando lo recomendable sería que el ratio se situase entre 3,8 y 4 años de salario bruto. O dicho de otra manera, pese a que el coste de acceso a la vivienda en propiedad se ha reducido con respecto a un año atrás, las personas jóvenes asalariadas de 16 a 29 años y los hogares jóvenes compuestos por menores de 30 años deberían dedicar más del recomendado 30 % de sus ingresos a hacer frente a las cuotas hipotecarias.
En concreto, el Consejo calcula que una persona joven debería destinar el 59,5 % de su salario para poder adquirir una vivienda en propiedad, y la superficie máxima a la que puede aspirar es de 50,4 metros cuadrados. Este organismo calcula que los jóvenes deberían cobrar un 98,23 % más para poder comprarse una casa sin riesgos.
El panorama resulta, pues, desalentador. Y no pinta mejor en el mercado del alquiler. Según el Consejo de la Juventud, esta tampoco es una opción viable económicamente para las personas jóvenes asalariadas ni para los hogares jóvenes compuestos por menores de 30 años. En su informe, este organismo señala que tan solo los hogares compuestos por personas de 30 a 34 años podrían acceder al mercado de la vivienda en régimen de compra o alquiler con cierta garantía de solvencia.
Todo esto tiene un impacto directo sobre la emancipación de los jóvenes. Apenas dos de cada 10 menores de 30 años se emancipa. O lo que es lo mismo, el 80 % sigue viviendo con sus padres. «El 21,5 % de las personas menores de 30 años ha logrado emanciparse en nuestro país, lo que pone de manifiesto la frágil situación de los jóvenes en el mercado laboral y las duras condiciones del mercado de la vivienda, que resultan inaccesibles para el nivel adquisitivo de la mayoría de las personas jóvenes», señalan desde el Consejo de la Juventud.
Las dificultades para acceder a un trabajo y la baja remuneración cuando lo encuentran son dos de los factores que están detrás de esta situación. Respecto al empleo, el informe destaca que la tasa de paro de las personas menores de 25 años alcanza el 51,4 %; en el tramo de entre 25 y 29 años, supera el 30 %, y entre 30 y 34 años, más del 24 %.
Además, el 28,7 % de las personas jóvenes ocupadas de menos de 30 años tiene un contrato a tiempo parcial, y cuatro de cada 10 llevan menos de un año trabajando en la empresa actual. El 51,7 % de la población joven ocupada tiene contratos temporales, de los cuales un 44,3 % son de menos de un año de duración. El informe indica que más de la mitad de los jóvenes desempeñan trabajos de menor cualificación a la que poseen, lo que significa un aumento anual de 4,59 % de personas sobrecualificadas en esta franja de edad.
«La exclusión del mercado laboral y la precariedad de los empleos a los que acceden los jóvenes son las principales causas de la imposibilidad de emancipación», ha dicho el presidente del Consejo de la Juventud, Héctor Saz. El responsable del consejo reclama al Ejecutivo que finalmente resulte de las elecciones generales «una legislación laboral que garantice derechos, calidad y condiciones dignas para el empleo de las personas jóvenes y una política de vivienda que favorezca la puesta en marcha de un proyecto de vida independiente».