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Cinco pactos para una convivencia feliz en pareja

Si le has preguntado alguna vez a tus padres cuál es el secreto de tantos años de amor, seguramente te respondan que una de las claves está en la paciencia. También te dirán que la convivencia no es fácil y que si te vas a vivir en pareja, tendrás que armarte de valor, tolerancia y, sobre todo, respeto. Cada 14 de febrero celebramos San Valentín con infinidad de estampas de parejas idílicas. Para nosotros, y seguro que para tus padres también, la convivencia en pareja está hecha de pactos y más pactos. Nosotros os proponemos un total de cinco, para que disfrutéis de vuestro nido de amor con total alegría y felicidad.

1. La clave es el respeto

Vamos a poner un símil azucarado. Si el amor fuera un pastel, el respeto sería la base de todo. Una base de galleta sólida y dulce. Si está bien hecha, no importará que hayamos tenido un mal día, que estemos enfadados o que tengamos problemas. Cuando lleguemos a casa lo que nos encontraremos será una persona que es un refugio, nuestra pareja, que nos dará el calor, el consejo y el abrazo que necesitamos. Si hay respeto quedan fuera los insultos, las humillaciones y cualquier tipo de violencia, que nunca, nunca, debe formar parte de una relación de pareja (o de cualquier otra índole).

2. Una casa, un espacio para cada uno

Que estemos viviendo en pareja (o que tengamos intención de hacerlo) no debe significar que perdamos nuestra esencia como individuos, que dejemos atrás nuestros intereses o debamos abandonar las aficiones. Nada más lejos de realidad. Cuando busquéis casa en habitaclia, tenedlo en cuenta. En nuestro buscador hay un filtro que os permite elegir cuántas estancias queréis para vuestra nueva vivienda. Pensadlo bien. ¿Un despacho para trabajar? ¿Una habitación para hacer yoga o meditación? ¿Un pequeño estudio para dar rienda suelta a tu afición a la pintura? No dejéis de reservar esa pequeña parcela de espacio para cada uno. La necesitaréis.

3. Organización de tareas

En una casa hay muchas tareas importantes que hacer. Llevar el control de las finanzas, hacer los pagos (la hipoteca, el alquiler, los seguros), la compra, la limpieza, preparar las comidas, etcétera. Una buena organización es clave para que no se produzcan desequilibrios entre las dos partes de la pareja. De este modo, es fundamental que seáis responsables y habléis desde el principio sobre quién se encarga de qué. Hay que evitar que el peso de las responsabilidades caiga sobre uno solo. Es natural que si uno de los dos integrantes de la pareja domina las finanzas y los cálculos, se dedique a ello. Aunque por la otra parte lo más considerado será interesarse por los resultados y ofrecer su ayuda. Quizá uno de los dos sea muy inexperto en cuestiones culinarias, pero siempre puede ofrecer su ayuda al otro para colaborar en otras tareas, como limpiar los cacharros, preparar los ingredientes o hacer la compra.

4. Hablar, conversar, comunicarse

Es fundamental en casi todas las facetas de la vida, porque somos seres humanos y necesitamos comunicarnos. Dejar las conversaciones para más adelante, postergar la resolución de un conflicto pendiente o sencillamente usar la técnica del avestruz para evadirse de un problema no hará más que hacer más grande la bola de la incomunicación. De este modo, el conflicto estará servido y lo más probable es que vuestra relación deje de ser sana y positiva. Reservad unos minutos de vuestro día a día para hablar acerca de cómo estáis y cómo va todo y, una vez al mes, haced balance de la convivencia. Os ayudará a mantener la transparencia y a detectar a tiempo cualquier conflicto que pueda estar gestándose.

5. Disfrutad: el tiempo es oro (para todos)

Ser disfrutones 24/7 es un pacto que deberían firmar todas las parejas. Hay que intentar disfrutar de todo, incluso de las rutinas, como por ejemplo cocinar. ¿Uno de los dos se pierde por meterse entre fogones y el otro odia cualquier cosa que tenga que ver con la cocina? ¡No importa! Mientras uno prepara la comida, el otro puede ir ayudando y tomando el vermú mientras le regala a otro unos impagables minutos de risas y buena conversación. Encontrar el lado bueno de las cosas (aunque a veces tengamos que hacerlo con lupa) y hacer la vida más agradable al otro debería ser la norma. Porque ya sabes lo que dice la canción de Jorge Drexler: Cada uno da lo que recibe |Y luego recibe lo que da | Nada es más simple | No hay otra norma | Nada se pierde | Todo se transforma

¡Disfrutad de vuestro tiempo juntos y que viva el amor, motor de todas las cosas!

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