elmundo.es, Jorge Salido Cobo, 31 de julio – Más trabajo, pero de peor calidad. Éste es el nuevo panorama laboral que, según todos los entendidos, se está forjando en España. Una realidad que podría voltear el mercado de la vivienda, poniendo contra las cuerdas la arraigada cultura de la propiedad. El aumento de la temporalidad, la contratación parcial y la reducción de salarios abocan a muchos de los nuevos trabajadores al alquiler si quieren acceder a una casa. Y es que estas débiles condiciones laborales hacen que firmar una hipoteca se antoje poco menos que una utopía pese al agudo ajuste del precio de la vivienda.
«Sin ninguna duda, está claro que el gran beneficiado en el mercado residencial por las características del nuevo empleo es el arrendamiento«, afirma José García-Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, quien no cree en ningún caso que esto sea negativo. «Que los contratos sean tan malos no es buena señal, pero que el régimen del alquiler crezca sí que es bueno», explica. Según este economista, acceder a financiación sin empleo estable muy complicado, aunque no imposible.
Pensando en los jóvenes, la demanda natural de vivienda, García-Montalvo declara que contratar una hipoteca para comprar casa con un contrato de empleo temporal «es muy complicado» y con uno a tiempo parcial «es imposible». Una situación que, ni mucho menos, denosta. «Lo lógico es que los jóvenes se emancipen yéndose a vivir de alquiler hasta los 30 o 35 años», declara. «En España», continúa, «no estamos acostumbrados a esto, pero tendremos que hacerlo porque además aportará salud financiera al sistema».
En todo caso, no descarta que la banca se vuelva más flexible a la hora de conceder hipotecas, pero éstas ya serán mucho más bajas de las vistas no hace mucho. Habla de préstamos de 90.000 euros, como mucho, para estos trabajadores temporales porque, al fin y al cabo, el negocio de las entidades financieras es dar crédito. «Los bancos tendrán que ajustar mejor el riesgo y hacer estudios a futuro de estos nuevos trabajadores con trabajos de baja calidad. Ver sus expectativas laborales de futuro, si cobrarán más, etc.», indica.
Por todo ello, tanto por este empleo más precario como por la necesidad de la banca de abrir el grifo de crédito, García-Montalvo vaticina que el precio de la vivienda, tanto en propiedad como en alquiler, deberá seguir ajustándose, adaptándose a la nueva realidad social, laboral y económica, «aunque ya más lentamente». «La renta disponible de las familias representa un factor fundamental a la hora de marcarse el precio de los pisos», puntualiza.
En este sentido, el nuevo panorama laboral pasa factura especialmente a los jóvenes. Los datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE) revelan que los españoles menores de 30 años deberían cobrar un 105 % más de lo que cobran para poder acceder a casa en propiedad.
Según el CJE, si un joven quiere comprar casa debe destinar a su pago hasta el 61,5 % de su salario, un porcentaje que duplica el estimado como el idóneo. Además, este gran desembolso le daría para acceder a un inmueble con una superficie máxima de 48,7 metros cuadrados. De este modo, el alquiler se alza como la gran y casi única vía de su emancipación y quizá por ello más del 75 % de los jóvenes aún vive en casa de sus padres por los prejuicios que aún connota el régimen del arrendamiento en España.