Un inquilino puede tener la necesidad de marcharse antes de que finalice el contrato de alquiler. Puede suceder que no esté a gusto en la vivienda, pero también puede ser por una causa de fuerza mayor, como un cambio de trabajo o una enfermedad, ya sea propia o de un familiar.
En cualquier caso, el hecho de dejar el alquiler antes de tiempo puede perjudicar al propietario de la vivienda, que contaba con los ingresos correspondientes a la cuota del alquiler. Por esta razón, la mayor parte de contratos de alquiler incluyen una cláusula que regula cómo hay que actuar en caso de que el inquilino deje el alquiler antes de tiempo.
¿Puede el inquilino dejar el alquiler antes de tiempo?
La respuesta es sí, pero en ese caso el propietario del inmueble estará en su derecho de aplicar la cláusula que corresponda a esta situación dentro del contrato de alquiler firmado. Es muy habitual que en esta se indique que el propietario tiene derecho a ser compensado económicamente y que, por tanto, podrá quedarse con la fianza del alquiler, a no ser que se especifique una cantidad concreta o meses adicionales de alquiler.
Es por eso que antes de tomar una decisión u otra, hay que revisar el contrato de alquiler y comprobar que, en efecto, aparece esta cláusula. Si no apareciera, el inquilino podría dejar el alquiler antes de tiempo sin tener que indemnizar al arrendador. Sin embargo, no es lo más habitual que esta cuestión no sea especificada en el contrato.
¿Y dejo el alquiler por una causa de fuerza mayor?
Dejar una vivienda de alquiler antes de tiempo no es una decisión que se acostumbre a tomar a la ligera. Sin embargo, puede que en ocasiones se trate de una iniciativa caprichosa. Por eso suele incluirse una cláusula en este sentido. Pero, ¿qué pasa si uno tiene que dejar la vivienda en alquiler porque tiene que cambiar de trabajo y de ciudad de residencia? ¿Y si debe atender a un familiar gravemente enfermo?
Bueno, hay que saber que el arrendador está en su perfecto derecho de aplicar la cláusula que se indique por contrato y obtener la indemnización fijada. En estos casos, lo más coherente es que arrendador y arrendatario se sienten para hablar sobre la cuestión y puedan llegar a un acuerdo para que se aporte una parte de la fianza en lugar del cien por cien o, si es un piso fácil de alquilar y no excesivamente caro, pueda no reclamarse ningún importe.
En todo caso, será el propietario de la vivienda el que tenga la última palabra. Y es que esta circunstancia es una de las razones por las que siempre, siempre, debe firmarse un contrato de alquiler.