elconfidencial.com, E. Sanz, 04 de diciembre – Hipotecas plagadas de cláusulas abusivas, exceso de endeudamiento… Después de miles de desahucios y después de que miles de familias hayan visto seriamente comprometidas sus finanzas por las elevadas deudas contraídas con el banco para poder comprar una casa, ocho años después del estallido de la crisis, cientos españoles siguen cometiendo muchos de los errores que les llevaron a una situación límite.
1.- Solicitar préstamos personales para pagar los gastos. Todavía son muchos los futuros hipotecados que intentan comprar una vivienda sin contar con ahorros previos. A pesar de que las hipotecas al 100 % han vuelto al mercado, solamente están al alcance de los clientes más solventes. Los demás, en el mejor de los casos, solamente pueden acceder a un 80 % de financiación y, para poder hacer frente a los gastos asociados a la compra de una vivienda (gastos que suelen representar un 10 % del precio de la vivienda) recurren a préstamos personales.
«Muchos ciudadanos se encuentran en la actualidad con el techo del 80 % de financiación, lo que está llevando a muchos futuros hipotecados a cubrir esos gastos a través de préstamos personales. Hablamos de 2.000, 3.000 euros… Es muy habitual que, al no tener ahorros se recurra, a escondidas, a otra entidad financiera diferente a la que hemos solicitado la hipoteca para que ésta no tenga conocimiento de ese préstamo y nos deniegue la operación. Otros, por el contrario, tiran de tarjeta de crédito. De esta manera, muchas personas parten de situaciones de sobreendeudamiento antes incluso de firmar la hipoteca. No solo no tenemos ahorros sino que nos endeudamos», explica a El Confidencial Pau A. Monserrat, economista de FuturLegal y economista experto en hipotecas de FuturFinances e iAhorro.com.
Según explica este experto, el banco que concede la hipoteca no detecta este préstamo personal en la CIRBE, la base de datos que recoge casi todos los préstamos, avales y riesgos que las entidades tienen con sus clientes, puesto que esos datos tardan unos días en aparecer.
2.- Tener ingresos sin justificar. «Todavía son muchos los clientes que acuden al banco con ingresos cuya procedencia no pueden justificar», asegura Monserrat, que cada día tiende a una quincena de consumidores. «En el pasado, el banco solventaba este ‘inconveniente’ aconsejando al cliente que pidiera en su empresa un certificado de ingresos en B. La empresa lo concedía y el banco lo aceptaba, algo totalmente irregular. Ahora no solo no los acepta, o no debería, sino que el banco debería denunciarlo ante el SEPBLAC o ante Hacienda y el cliente puede tener problemas por blanqueo de capitales.
3.- Tener una situación laboral inestable. «Es un error hipotecarnos cuando nuestra situación laboral no es lo suficientemente sólida. Pasó antes de la crisis y sigue pasando en la actualidad», asegura Monserrat. «No es solo cuestión de tener un contrato fijo, sino que nuestros ingresos futuros sean sólidos así como que la empresa en la que trabajamos vaya bien, haya sobrevivido a la crisis…» Hay quienes solicitan una hipoteca con uno de sus miembros en paro y hay que aclarar que la prestación por desempleo no computa como ingresos».
En este sentido, Luis Javaloyes asegura que «es fundamental hacer un análisis con diferentes escenarios para ver si seremos capaces de pagar en cada uno de ellos. Debemos contar con un escenario neutral, uno optimista y otro pesimista y ver qué pasa. Si somos capaces de afrontar el pago de la hipoteca en todos ellos. ¿Qué pasa si cae nuestro nivel de ingresos?, ¿podremos pagar la hipoteca? Todos tendemos a pensar que las cosas nos van a ir cada vez mejor pero, ¿y si no es así?».
4.- Solicitar un avalista. «Los avalistas y los propios hipotecados siguen sin entender la trascendencia que tiene avalar a un familiar o a un amigo», explica Luis Javaloyes, CEO de Agencia Negociadora. «Si decidimos avalar a un familiar o a un amigo, debemos ser conscientes de la responsabilidad asumimos. Ellos también han sido víctima de los desahucios y, sin embargo, se siguen firmando a diario hipotecas con avalistas».
Opinión que comparte al cien por cien Monserrat. «Es un error pensar en pedir o buscar un avalista para una hipoteca que va justa. En estos casos es mejor no hipotecarse. Si finalmente decidimos recurrir a un avalista, éste debe tener muy claro si podrá hacer frente al pago de la hipoteca en caso de que deba hacerse cargo de la deuda. Debe ser consciente de que puede llegar a perder su casa. La figura del hipotecante no deudor es menos arriesgada pero también puede perder su casa». Y aconseja este experto que en caso de comprar casa en pareja, «es recomendable que se avale a las dos partes ya que en caso de separación la tentación de dejar de pagar es mayor para quien no tiene avalista».
5.- No calcular nuestra capacidad de pago. «No tanto la cuota que debemos pagar al banco por la hipoteca sino el endeudamiento ajeno a ésta. Es decir, cuántas deudas que no corresponden a la hipoteca tenemos ya que pueden comprometer nuestra capacidad de pago», apunta Javaloyes. «Hasta hace poco, el CIRBE no registraba las deudas de menos de 6.000 euros».
6.- No leer y no entender lo que estamos firmando. «Todo futuro hipotecado tiene el derecho y el deber de acudir a la notaría tres días antes de la firma de la hipotea para leerse bien el documento y preguntar al notario todo aquello que no entienda. También sería recomendable acudir a un asesor hipotecario o abogado independiente con un borrador de la escritura de la hipoteca o con la oferta vinculante». Opinión que también comparte Javaloyes. «Parece razonable contar con un asesoramiento jurídico y financiero independiente para la que es la operación económica más importante de nuestras vidas. Nos ayudará a detectar la presencia de cláusulas abusivas y nos ayudará a seleccionar la mejor hipoteca. No quedarnos con lo primero que nos ofrece nuestro banco de toda la vida, lo que suele suceder con demasiada frecuencia».
7.- No dejarnos llevar solo por el tipo de interés. Hoy en día, los expertos aconsejar estudiar detenidamente las hipotecas a tipo fijo, que actualmente ofrecen condiciones muy atractivas. «Pero no debemos dejarnos llevar solamente por el tipo de interés. Debemos mirar las vinculaciones. Y si optamos por el tipo variable, durante los primeros años debemos ser capaces de ahorrar para poder cubrir esa diferencia cuando suba los tipos de interés», recomienda Monserrat.
8.- No dejarnos llevar por las prisas. A la hora de comprar casa, el corazón puede provocar que nos precipitemos en nuestras decisiones, anteponiéndose a los que nos dice nuestra cabeza. Nos pueden las prisas y queremos comprar la casa cuando antes. Comprar casa e hipotecarse es una muy importante para nuestra economía familiar y las prisas no son buenas consejeras.
En este sentido, Luis Javaloyes asegura que «es fundamental hacer un análisis con diferentes escenarios para ver si seremos capaces de pagar en cada uno de ellos. Debemos contar con un escenario neutral, uno optimista y otro pesimista y ver qué pasa. Si somos capaces de afrontar el pago de la hipoteca en todos ellos. ¿Qué pasa si cae nuestro nivel de ingresos?, ¿podremos pagar la hipoteca? Todos tendemos a pensar que las cosas nos van a ir cada vez mejor pero, ¿y si no es así?».