En España lo más común es vivir en pareja. Los hogares en los que reside una pareja con hijos representan un 31 % del total, según datos del INE. Pero es que si a los más de diez millones de hogares que están formados exclusivamente por parejas añadimos otros tipos de hogar en los que residen más miembros, el número de hogares en los que reside al menos una pareja superaría los 11,5 millones.
Que una pareja funcione o no funcione en convivencia depende de muchos factores y no siempre es posible abordarlos. Y es que más allá de estas cifras, y bajando al terreno de lo práctico, hay dos cosas que están muy claras. Se viene un baño de realidad: la convivencia es difícil. Y en eso no podemos ayudarte. Muchos son los ingredientes que hacen falta para que una pareja disfrute de su convivencia en armonía. Uno de los más importantes es el respeto.
Pero vamos a por lo segundo, porque en esto sí que podemos echarte un cable: hay que hablar. Y hay que hablar incluso antes de lanzarse a convivir, porque hay temas en los que el amor no puede mediar. Así que si lo que quieres es empezar con buen pie con tu pareja, estos son los cinco temas que tenéis que poner sí o sí sobre la mesa en el Día de San Valentín. Y que no cunda el pánico: si superáis esto, vosotros estáis hechos el uno para el otro.
Hablar de economía antes de ir a vivir con tu pareja
Empezamos fuertes. Puede que a ti te parezca de cajón, pero ojo: te sorprendería saber la cantidad de parejas que no saben cuánto cobran uno y otro. El nuestro es un país muy abierto, pero nos cuesta hablar de dinero. Lo sorprendente es que algunas tándems tampoco se hayan atrevido a revelar este dato.
Está claro que este tipo de parejas tampoco tienen cuentas conjuntas y son más bien reacias a compartir gastos. En esto cada uno es libre, faltaría más, lo que ocurre es que si tú eres de compartir toda la información y la otra persona no quiere, los problemas no tardarán en aparecer.
Si llevas tiempo con tu pareja y todavía no sabes qué tal fluye su economía, el momento previo a iniciar la convivencia será el más idóneo para preguntárselo y averiguar si existe alguna razón oculta por la que no quiera indicártelo. Estamos seguros de que si todo está en orden, no tendrá problema alguno en compartir contigo este dato: pronto tendréis gastos compartidos y habrá que arrimar el hombro.
¿Cómo se repartirá el pago del alquiler o la hipoteca si vas a vivir con tu pareja?
Lo más lógico es que la pareja asuma los gastos en igualdad de condiciones. Es decir, que el importe del alquiler o de la hipoteca se divida en dos. Pero, ¿qué pasa si uno de los dos tiene más dinero que el otro? Si tu novia es una acaudalada señora con tierras, quizá te parezca natural que sea ella la que asuma enteramente el coste del piso que habéis alquilado o comprado. Fuera de broma, a lo mejor tu pareja está dispuesta a asumir todo el gasto, pero no sería lo más justo. Por eso hay que hablarlo.
Y hay otra cuestión clave: ¿qué pasa cuando la casa pertenece a uno de los miembros de la pareja y es el otro el que se muda? ¿Se le puede pedir a la pareja que asuma una parte de la hipoteca? ¿Y cobrarle un alquiler? Si la casa no va a ser de su propiedad, no sería muy lógico que asuma los gastos, pero tal vez pueda contribuir de algún modo (aunque sea temporalmente a modo de alquiler) en la economía conjunta.
Por eso es importante que lo habléis antes de embarcaros en la aventura de convivir. Si esto no está hablado, pronto llegará la hora de los reproches.
¿Qué pasa si, viviendo en pareja, uno de los dos miembros se queda sin trabajo?
Puede suceder: son cosas de la vida. Los dos tenéis trabajo y los dos os habéis lanzado a la aventura de vivir juntos. Pero antes tenéis que hablar sobre qué sucedería si uno de los dos se quedara sin empleo. ¿Quién asumirá los gastos? ¿Estáis dispuestos a sufragar lo que cuesta mantener la vivienda durante un tiempo en solitario?
Ante esto, además de poner en claro cuál sería la postura de cada uno en una circunstancia adversa como esta, también se puede pensar en soluciones, como por ejemplo: en ahorrar. Algo así como una hucha de emergencia por si en el futuro se produce un contratiempo.
Hacer frente a los gastos comunes si vives en pareja
Además del importe de la hipoteca o del alquiler, hay que asumir una serie de gastos comunes. Esto es lo que habitualmente hay que pagar:
- Facturas de los suministros (agua, luz y gas)
- Cuota mensual de la hipoteca
- Cuota mensual, semestral o anual de los seguros
- El IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles), si sois propietarios
- Gastos comunes y cotidianos (alimentación, electrodomésticos, mobiliario, plataformas de contenidos…)
Por tanto, hay que decidir de qué manera sufragamos los gastos en común.
Una idea muy práctica, y que suelen hacer muchas parejas que tienen cuentas corrientes por separado, es abrir una cuenta común en la que depositan un importe fijo cada mes. Y es de ahí de donde se hacen las compras, se paga el alquiler y los impuestos. Incluso esa cuenta es válida para abonar la cuenta en un restaurante o costear las vacaciones. La alternativa es poner una de las cuentas a nombre de los dos y que todo el dinero vaya en un mismo saco: pero hay que consensuarlo.
¿Qué pasa si sucede un imprevisto y qué hacer para que no arruine tu vida en pareja?
Se ha estropeado la lavadora, ¿quién paga la reparación? ¿Y si resulta que hay que comprar un ordenador portátil en el que los dos trabajaréis? ¿Quién asume la costosa reparación del coche? Todo esto hay que tenerlo contemplado, porque os facilitará enormemente la convivencia.
Puede que ahora te parezcan nimiedades demasiado prácticas, pero pronto te darás cuenta de que las relaciones no suelen dañarse por grandes conflictos, como en las películas. A veces la razón del fracaso de una pareja está en un cúmulo de circunstancias que no se han clarificado.
A empezar con buen pie toca. ¿Y vosotros, ya habéis hablado?