La cloración salina ha ido ganando peso en los últimos años como una solución cada vez más utilizada en las piscinas para minimizar su mantenimiento durante el verano. En este contexto, a solo unas pocas semanas del inicio de la temporada estival, éstas son algunas claves para su puesta a punto, según Propamsa, especialista en soluciones innovadoras para una construcción saludable.
La ventaja de la cloración salina es que, al reducir el uso de productos químicos, se logra un ahorro económico y al mismo tiempo se disfruta de un agua más transparente y saludable y también más respetuosa con el medioambiente.
Pero, a diferencia de la cloración tradicional, la salina exige prestar especial atención al sellado de las juntas, ya que dicho componente es muy agresivo y puede atacar a los materiales fabricados con cemento, algo que obliga a su repaso prácticamente anual. No obstante, una adecuada rehabilitación puede hacer que nos despreocupemos de su revisión durante los 10 años siguientes.
La cloración salina paso a paso
En primer lugar, los expertos recomiendan poner a punto la piscina algunas semanas antes de su llenado, de manera que tengamos tiempo suficiente para acometer las rehabilitaciones pertinentes y llegar al verano con la piscina en perfectas condiciones, asegurando que se mantiene así durante toda la temporada.
Para evitar derroches innecesarios de agua a causa de las fugas y filtraciones -que pueden ascender hasta a 500 litros al día, el equivalente al consumo medio aproximado de una familia de cuatro miembros- es importante revisar su impermeabilización bajo baldosa y el buen sellado de los puntos críticos como impulsores, focos y skimmers (los filtros que aspiran y retienen los residuos) para asegurar su estanqueidad.
Así, estas fugas pueden vaciar la piscina en cuestión de un mes, por lo que los especialistas aconsejan impermeabilizarla con soluciones cementosas flexibles continuas (como Propam Impe Flex), que son compatibles con todos los materiales de construcción y garantizan una impermeabilización que puede ser revestida con cualquier material, ya sean pinturas o cerámica como el gresite.
Una vez revisada su estanqueidad, será el momento de la colocación del acabado y en caso necesario el sellado de las juntas de las baldosas de la piscina con cloración salina. Para evitar estar pendientes cada temporada, existen soluciones de sellado más resistentes, de fácil aplicación y limpieza (como Borada Epoluxe) específicamente diseñadas para el contacto con agua salina y cualquier tipo de mantenimiento por muy fecuente y agresivo que sea.
“Según Propamsa, la rehabilitación completa y acertada de la piscina se opte por la cloración salina o no es un proceso relativamente corto. Aun así, en función de las dimensiones de la piscina y los materiales empleados, los tiempos de ejecución pueden oscilar entre dos semanas y un mes, de ahí la importancia de planificarla con tiempo.”