Elmundo.es, Silvia Fernández, 13 de enero – Casi todo lo que toca se convierte en oro. No es una cuestión de suerte sino fruto de un concienzudo análisis del mercado, del valioso consejo de sus asesores. Apoyado en las pautas que éstos le marcan, Amancio Ortega Gaona se está convirtiendo en el casero estrella de los edificios más emblemáticos a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Tras la construcción de su imperio textil, Inditex, Ortega se ha centrado en adquirir un imperio de ladrillo que poco ha notado el pinchazo de la burbuja. Sólo en el último mes ha invertido cerca de 620 millones de euros.

Su gusto por las mejores propiedades inmobiliarias viene de lejos. Ya lo instauró en su grupo empresarial durante su presidencia. No hay esquina de renombre en el mundo ni plaza o gran avenida

en las principales ciudades que no cuente con una tienda de su buque insignia, Zara.

Pero su apuesta más reciente es concreta y segura. Compra inmuebles con bicho, pero solvente. Su estrategia se basa en hacerse con edificios de oficinas y comerciales en las mejores ubicaciones, que, preferiblemente, lleven consigo contratos de arrendamiento bajo el brazo.

No le importa que sus inquilinos sean la competencia del negocio textil que presidió hasta hace dos años y medio -del que hoy conserva el 59,29 %-; sólo que sean prósperos comercios que paguen los elevados alquileres que gestiona y recoge a través de su sociedad patrimonial Pontegadea Inversiones S.L.

23,5 millones

Su última adquisición se ha producido esta misma semana. El pasado viernes el empresario ampliaba su cartera inmobiliaria con la finca en la que Apple ubica su tienda en Valencia, por la que ha pagado 23,5 millones, después de que la firma tecnológica californiana renunciase a la cláusula de su contrato de arrendamiento que recogía el derecho a una posible compra.

Este es el tercer inmueble con el que se hace Ortega que tiene como inquilino a la compañía de la manzana. En 2012 compró por 80 millones el local comercial en el que Apple abrió su tienda de Barcelona, sita en la esquina de la plaza de Cataluña con el paseo de Gracia, y recientemente adquirió el edificio en el Carrousell du Louvre de París que acoge un establecimiento de esta marca.

Y es que la tercera fortuna del mundo según la revista Forbes no llegó ayer a la inversión inmobiliaria. En 2002 constituyó Pontegadea Inmobiliaria como el medio para canalizar este tipo de inversiones. Durante los primeros años acumuló pérdidas, pero pasada la fase de despegue, y tras una ampliación de capital, la sociedad se lanzó a la compra de inmuebles, gracias también a que asumió un alto endeudamiento. Éste se debía principalmente a los préstamos hipotecarios a largo plazo para financiar las compras y a las deudas con Gartler, la sociedad poseedora de la participación de Ortega en Inditex.

Con el estallido de la crisis, Ortega apostó por la inversión en capital riesgo. Sólo dos años tardó en abandonar este sector, del que salió en 2009 con la disolución de la sociedad Pontegadea Participaciones (únicamente participada por Pontegadea Inversiones SL, a la que traspasó todos los activos). En este periodo de tiempo el principal bache en su trayectoria relacionada con la inversión inmobiliaria lo atravesó entre 2007 y 2008, cuando decidió entrar, con un 5 %, en la inmobiliaria Astroc Mediterráneo, del empresario Enrique Bañuelos, cuyo derrumbe en Bolsa le ocasionó pérdidas.

En 2009, mientras gran parte de las inmobiliarias españolas se debatían entre la vida y la muerte, Pontegadea Inmobiliaria se convertía en la primera empresa del sector por beneficios (688 millones), algo que se debió más a operaciones financieras que estrictamente inmobiliarias. En el ejercicio 2012 Pontegadea Inversiones multiplicó por 3,8 su patrimonio neto, hasta los 11.670 millones, tras absorber a final de año a la sociedad Gartler 2006, dueña del 50,01 % de Inditex.

Adquisiciones bancarias

En el plano de sus inversiones directas en inmuebles, Amancio Ortega tiene especial querencia por los bancos, y su liquidez le ha ayudado a hacerse con propiedades de las que grandes entidades se han tenido que desprender en tiempos de crisis y reestructuración financiera.

En 2007 compró 10 inmuebles al Banco Santander por 458 millones. En 2008, un paquete de edificios a Caixa Galicia, que en ese momento -antes de su fusión con Caixanova, de la que surgió NCG Banco- necesitaba reducir gastos. Algo similar ocurrió con una operación de compra de una cartera de sucursales en 2010, con el Banco Sabadell como arrendatario, por 55 millones. Ésta incluía cinco locales comerciales en zonas prime en varias ciudades españolas, como Madrid y Barcelona.

Además, se conoció que el empresario cerró 2013 como nuevo propietario de la que fuera sede del Banesto en Barcelona, sito en la plaza de Cataluña (en su local comercial se ubica Apple); se lo compró al banco malo o Sareb, por 44 millones, con un descuento del 33% sobre el valor de la hipoteca concedida por los bancos en 2006. También es dueño de la sede del BBVA en esa misma plaza; la adquirió por 100 millones y la entidad sigue siendo su arrendataria.

Aunque ha acumulado propiedades mobiliarias por gran parte de la geografía patria, Madrid y Barcelona copan el número de sus inversiones. En la Ciudad Condal también compró en 2012 a Sacyr Vallehermoso un bloque de oficinas de ocho plantas en el paseo de Gracia. Sus arrendatarios aquí son empresas como el Bank of Tokio, BNP Paribas, Mitsubishi o Burberry. En esta vía ya tenía, que se sepa, al menos otros tres edificios -una tienda Zara, la tienda de lujo Santa Eulalia, y otro banco, la sede del Santander en Barcelona. En el madrileño Paseo de La Castellana cuenta con los números 24 (Banco Santander), 35 (sede de Caja Duero), Castellana, 79 (antigua sede de la aseguradora Axa) o Castellana, 92.

Pero su adquisición más importante en España fue la compra de Torre Picasso en 2011. El rascacielos madrileño le costó 400 millones y contribuyó a elevar un 32 % los ingresos por alquileres de Pontegadea en el ejercicio 2012. Sólo los arrendamientos de este edificio -entre cuyos titulares están las consultoras Accenture o EY- le reportan alrededor de 30 millones de ingresos anuales (en 2009 FCC, su anterior propietario, obtuvo 26 millones).

Hasta el pasado mes de diciembre esa era su mayor transacción inmobiliaria, pero la compra del bloque de oficinas Devonshire House, uno de los edificios históricos en el West End de Londres por 480 millones de euros lo ha superado.