Un hogar medio perteneciente al 20% de la población española con los ingresos más bajos (el quintil inferior) dedicará en 2022 un 8,8% de su presupuesto total a pagar sus distintas facturas energéticas, mientras que en 2020 ese porcentaje era del 5,6%, lo cual se traduce en un incremento de 550 euros anuales, según un nuevo estudio de Cambridge Econometrics.
En el extremo opuesto, un hogar medio perteneciente al 20% de la población con los ingresos más altos (quintil superior) dedicará en 2022 el 5,09% de su gasto total a la energía, mientras que en 2020 ese porcentaje era del 3,34%.
El informe ahonda en cómo el incremento del precio de los combustibles fósiles a causa de la invasión rusa de Ucrania está contribuyendo «de forma desmesurada» a los picos de inflación en España, donde el pasado septiembre se situó en el 8,9% en tasa interanual y en los dos meses anteriores superó el 10%.
De hecho, los combustibles fósiles, tanto para el transporte como el gas natural, supusieron aproximadamente el 23% del total de la inflación interanual registrada en mayo, el 25% de la de la que se produjo en junio y el 19% de la de julio, detalla el informe.
En ese sentido, en el documento se apunta que «una mayor expansión de las energías renovables parece constituir la opción política correcta», sobre todo si se tiene en cuenta la volatilidad de los precios mundiales de los combustibles fósiles y su impacto en las economías cuando sus precios son altos.
«Impulsar la cuota de renovables aumenta la independencia energética, reduce la exposición de los consumidores nacionales a los precios del mercado mundial y tiene el potencial de hacer bajar los precios de la electricidad a largo plazo», asevera.
En ese contexto, el informe aboga por un aumento de la electrificación del transporte, de la industria y de la calefacción para que, junto con la expansión de las energías renovables, se pueda «reducir la exposición de los consumidores domésticos y de las empresas a la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles y limitar la necesidad de intervención gubernamental en épocas de precios altos de la energía».
El tope del gas «ha reducido los precios»
Por otro lado, el análisis de Cambridge Econometrics destaca que entre las medidas adoptadas por el Gobierno para tratar de paliar el alza de los precios energéticos, el conocido como ‘tope al gas’ o ‘mecanismo ibérico’ (que entró en vigor el pasado 15 de junio) ha «reducido y estabilizado significativamente» los precios mayoristas de la electricidad en España en comparación con otros países europeos, como Francia, por ejemplo.
Sin embargo, advierte de que esta medida «tiene un alto coste» y avisa de que «a largo plazo» estas intervenciones de emergencia podrían evitarse invirtiendo en el almacenamiento en baterías y en energía hidroeléctrica de bombeo para reemplazar al gas en los picos de demanda de electricidad.
En ese sentido, los analistas inciden en que actualmente los consumidores «no se benefician completamente de los bajos costes de las energías renovables» debido al papel que todavía desempeñan el gas natural y el carbón en la determinación de los precios de los mercados mayoristas europeos de electricidad.
Sobre ello, recalca el hecho de que los mercados mayoristas de electricidad en Europa son de tipo marginalista. Esto quiere decir que la última tecnología que consigue casar la oferta y la demanda para completar las necesidades energéticas en cada franja horaria es la que determina el precio al que se paga el megavatio hora (MWh) del resto de las tecnologías utilizadas en ese momento.
Así, el incremento del precio del gas natural que se utiliza en los ciclos combinados para generar electricidad (la tecnología más cara) influye sobre el precio con el que se paga el resto de tecnologías.