Son las típicas tareas que dan mucha pereza. Las vas dejando para otro día: tanto, que en lugar de ser TAREAS PENDIENTES son TAREAS ETERNAS. Las vas dejando hasta que te das cuenta de que tienes una montaña de tareas por terminar que, aunque son un tanto fastidiosas, resolverían gran parte de los problemas de tu día a día.

¿Que no sabes por dónde empezar? Te entendemos perfectamente. A nosotros también nos pasa, pero más de una vez nos hemos armado de valor, así que ahora queremos echarte un cable.Hoy te daremos algunos trucos prácticos para acabar de una vez por todas con las tareas que has ido aplazando.

Atento a estos consejos. Ahora solo te falta fuerza de voluntad y ponerte en marcha. ¡Verás como lo consigues!

Revisión de armarios

La controvertida gurú del orden, Marie Kondo, opina que este es uno de los primeros frentes que debes atacar. No hay cosa que dé más pereza que revisar un armario atestado de ropa. Pero ya va siendo hora de que cojas el toro por los cuernos: selecciona las prendas de ropa que verdaderamente te pones y dispón distintas bolsas, para tirar, regalar o incluso vender. Abandona de una vez por todas las camisetas que siempre dices que usarás como chándal o pijama, porque no necesitas tantas. Despídete de esos modelitos de hace diez años que sabes que no te pondrás más. Es un ejercicio que además de entregarte el espacio que habías perdido en tu armario, te hará sentir estupendamente.

El misterio de los calcetines perdidos

Mención aparte merece el asunto de los calcetines. Tranquilo, no eres el único que pierde calcetines en el mundo. Todos los perdemos, mes a mes, año a año. Incluso nos atreveríamos a decir, día a día. Nadie sabe dónde están los calcetines perdidos y nunca los vas a recuperar. Que lo sepas. Para ponerte a salvo de esta locura, te recomendamos dedicar un día al año a hacer descarte general. Juega todo lo que pueda a las parejas (que las habrá, no seas pesimista) y olvídate de los pares perdidos para siempre. Y no te fustigues más: es ley de vida. Digo, de calcetín.

Aquellas pequeñas cosas: tareas de organización

Otra tarea súper odiosa es la de clasificar, ordenar y reubicar esos pequeños objetos que están en todos los cajones y rincones de la casa. Una pinza de tender la ropa, quince bolígrafos usados, unas velas de plato, unas monedas sueltas… Ubica en un espacio de la casa una bandeja o caja en la que depositar todos estos objetos. En cuanto tengas tiempo, ponte manos a la obra: ordena las cosas que tengan un sitio y tira las que sean objetivamente inútiles. No te queda otra.

Adiós zapatos

El problema de los zapatos usados que no tiras nunca se reproduce en las mejores casas. Todos tenemos una larga colección de zapatos, botas, botines, zapatillas, sandalias, etcétera, que nos da pena tirar. Bien porque nos gustaban mucho o porque nos costaron mucho dinero. Si sabes a ciencia cierta que ya no te los vas a poner, tíralos. Esos zapatos están ocupando un montón de espacio inútilmente. ¡No cedas a su presión!

Cristales limpios

¿A quién le gusta limpiar cristales? Y ahora di: ¿a quién le gusta tener los cristales sucios del salón, la habitación o cualquier otra estancia de la casa? Usa un método rápido y que te resulte viable y elige un día a la semana o al mes (todo dependerá del nivel de suciedad y de exigencia) y ponte sí o sí. Un método muy útil y sencillo es el de usar una vaporeta. Después de aplicar el vapor sobre el cristal, bastará con que seques la superficie con un trapo seco. Verás lo bien que quedan.

Tazas, tazones y cacharros

Algunas cocinas parecen el hogar de un coleccionista de tazas. ¡Una auténtica locura! No saben ni de dónde las han sacado, pero tienen tazas para aburrir: de un viaje a Menorca, de una promoción de café, de la charcutería del barrio o de su club de fútbol favorito. ¡Basta ya! Lo mismo con los tazones del desayuno y los cacharros que ya deberían haber pasado a mejor vida. Otra de las tareas importantes que debes hacer es una revisión general de los armarios de la cocina para descartar (sé valiente) todo aquello que ya no utilizas ni necesitas.

Montañas de papeles: tareas de selección

Si imprimes a menudo y guardas mucha correspondencia en papel, probablemente también te veas sumido a menudo en montañas y montañas de documentos. Algunos son útiles, sí, pero muchos otros resultan inservibles. Ocupan espacio y generan una sensación de desorganización horrible. ¿Qué te recomendamos? Elige un día de la semana para clasificar la documentación. Usa un cajón para las cartas (así nunca las perderás) y tira directamente las que no te interesan. Hazlo en el momento de recibirlas. Con el papeleo acumulado, organiza diferentes bandejas: la de papel para tirar, papel para destruir (cartas confidenciales, informes médicos, datos bancarios) y papel para reciclar. Verás que pronto te olvidas del papeleo.

Otras tareas: una mano de pintura

¿Cuántos días llevas viendo esos rasguños en las paredes y esas marcas de suciedad que afean tu salón? Es posible que el solo hecho de tener que llamar a unos pintores y estén por casa durante varios días te abrume. O que ahora mismo no estés dispuesto a gastar dinero en pintura. Bueno, ¿por qué no pruebas a hacerlo tú mismo? En realidad te llevarán más tiempo los preparativos (elegir color, comprar pintura, pinceles y rodillos, poner cinta) que pintar en sí. Y puede que hasta te resulte relajante. Elige un fin de semana que tengas libre. Cuando termines tendrás una sensación que te compensará. 100% garantizado.

Mueve los muebles

¿No tienes tiempo para hacer grandes cambios o reformas? ¿Vives en un piso de alquiler? En ese caso, te proponemos un juego interesante: mover muebles. Si te gustan los cambios, un sencillo movimiento en el salón te dará la sensación de haber dado un gran paso y en realidad no habrás invertido apenas tiempo. Haz un pequeño croquis con lo que te gustaría y toma medidas. También puedes aprovechar para crear ambientes distintos en el salón, usar decoraciones nuevas sencillas (cojines, alfombra y textiles en general) o crear un rinconcito especial, para leer o simplemente relajarte. ¡Verás el cambio!