Hoy emprendemos viaje hacia Navarra y más concretamente a la localidad de Ochagavía, situada en la Merindad de Sangüesa, en el Valle de Salazar, en la comarca de Roncal-Salazar y a tan solo 85 kilómetros de la capital de la comunidad, Pamplona. Es un pequeño municipio cuya arquitectura y entorno natural no pueden dejar indiferente a nadie. Su población está sobre los 500 habitantes, de modo que es un lugar perfecto para aquellos que decidan huir del mundanal ruido.
De hecho, muy cerca de este paraje está uno de los espectáculos naturales más hermosos de la península ibérica. Hablamos de la Selva de Irati, una de las reservas de hayas y abetos más extensas y mejor conservadas de toda Europa, con una extensión de 17.000 hectáreas, que se dice pronto. Junto a la Reserva Integral de Lizardoia, Mendilatz y Tristuibartea, tenemos el Pico de Orhi y la Sierra de Abodi.
El inmueble que queremos presentarte es una casa palaciega muy singular y en buen estado de conservación. Si bien le harán falta algunas reformas importantes, la estructura de piedra es robusta y gran parte de los elementos podrán preservarse en la reforma que lleven a cabo sus futuros propietarios. Será una buena adquisición para cualquiera que quiera retirarse en una casa noble, pero también para aquellos que estén deseando invertir en un negocio rural, más teniendo en cuenta que esta es una de las zonas navarras que más turismo rural atrae.
Una casa palaciega del siglo XVIII
El inmueble que visitamos es una casa con mucho valor histórico, porque data del año 1786. Se compone de una planta baja y una zona de antiguas cuadras y almacenes muy bien conservados, con acceso directo a la parcela. Está es un territorio verde que podrá adecuarse y convertirse en un espacio natural al aire libre con mucho encanto.
Pero vayamos ahora a la primera planta. Allí tenemos el salón comedor, dos salones de recepción, cuatro dormitorios, una cocina moderna y hasta una cocina de labrador con una chimenea espectacular. Aquí también encontramos un cuarto de baño muy amplio.
Hay una segunda planta en la que tenemos un despacho-biblioteca, seis dormitorios y un cuarto de baño completo. La tercera planta también puede alojar varias habitaciones y ser reformada al gusto de los nuevos propietarios.
Una casa en buen estado de conservación
La casa data del siglo XVIII, pero lo cierto es que está muy bien conservada. Gran parte de los salones y habitaciones se pueden conservar, porque de hecho, la casa ha estado habitada durante todo este tiempo. Aun así, es muy probable que los nuevos propietarios necesiten hacer reformas para adaptarla y mejorarla.
Cuenta, además, con un jardín muy bonito y muy bien orientado, que hará las delicias tanto de los que quieran usarla como vivienda privada como de los que piensen en habilitarla como negocio rural en este entorno incomparable.