Impermeabilizar y poner a punto la piscina antes del verano puede suponer el ahorro de 500 litros de agua al día. Que es el consumo medio aproximado de una familia de 4 individuos. De no hacerse, se corre el riesgo de que se vacíe completamente en cuestión de un mes por culpa de las posibles fugas que pueden producirse. Son las estimaciones de Propamsa, experto en soluciones para una construcción saludable.
En concreto, si hablamos de una piscina tipo unifamiliar (6×4 metros y 2 metros de profundidad), si se llegase a perder un centímetro al día de agua debido a fugas o defectos en la impermeabilización, estaríamos hablando de unas pérdidas de 0,24 metros cúbicos. Si no realizamos ninguna actuación para evitarlo, a lo largo de una semana esa cantidad puede ascender hasta los 1,5 metros cúbicos. De este modo, quedaría completamente vacía en tan solo un mes.
Por ello, la compañía incide en la importancia de una correcta puesta a punto entre los meses de abril y mayo para llegar al verano con la piscina en perfectas condiciones y asegurar que se mantiene así durante toda la temporada. Sobre todo porque las altas temperaturas nos acompañan cada vez más meses y con ellas también los periodos de uso de las piscinas hacen que su deterioro sea mayor.
Pérdidas de agua en la piscina: un síntoma de que toca impermeabilizar
Pero, ¿cómo saber cuándo hay que impermeabilizar la piscina? La señal más clara es la bajada del nivel del agua. Más allá de la que pueda evaporarse por las elevadas temperaturas (comúnmente alrededor de un dedo a la semana). Si la pérdida del volumen de agua es más acelerada, es un claro síntoma de problemas de tuberías, fugas o defectos en la impermeabilización del vaso de piscina. Otra señal inequívoca también serán los incrementos alarmantes en la factura.
Para tener todo bajo control, se recomienda la impermeabilización bajo baldosa del vaso de la piscina y un buen sellado de los puntos críticos como impulsores, focos y skimmers (los filtros que aspiran y retienen los residuos) para asegurar su estanqueidad. Se trata de un proceso de rehabilitación relativamente corto. En función de las dimensiones de la piscina y los materiales empleados, los tiempos de ejecución pueden oscilar entre dos semanas y un mes. De ahí la importancia de planificarla con tiempo.
El aspecto más técnico: qué debemos exigir a los profesionales
Según Propamsa, una rehabilitación completa y acertada puede hacer que nos despreocupemos hasta 10 años de la piscina. Ya que la durabilidad de la impermeabilización va directamente asociada a la calidad de los materiales y la ejecución y al tipo de revestimiento final que se instale.
Así, a nivel técnico, uno de los principales aspectos a los que hay que prestar atención es al deterioro de las juntas cementosas de las piscinas. Este debe comprobarse y repasarse entre los 2 y 5 años.
Igualmente, en cuanto a las soluciones de impermeabilización, es fundamental apostar por láminas cementosas flexibles continuas. Son compatibles con todos los materiales de construcción y permiten una impermeabilización que puede ser revestida con cualquier material. Ya sean pinturas o cerámica como el gresite, uno de los más empleados.
Para el revestimiento final, lo idóneo es utilizar soluciones con un acabado totalmente estético que aporten una alta durabilidad y resistan a la degradación que conllevan los agresivos productos de mantenimiento y limpieza.