“El gran motor del cambio es la tecnología”, ya predijo Alvin Toffler, visionario de la sociedad de la información y considerado padre de la revolución digital, en la segunda mitad del siglo XX. Sin duda, la digitalización irrumpió hace años en nuestras vidas, transformando la forma de comunicarnos y relacionarnos, de comprar productos y de hasta consumir servicios.
La revolución digital es ya una realidad global que afecta a todos los sectores y compañías. El inmobiliario, considerado uno de los sectores más tradicionales , no ha sido una excepción y finalmente ha abrazado la digitalización y la aplicación de innovaciones en modelos y procesos. De hecho, en los últimos años, el mercado se ha transformado con el auge de las llamadas Proptech, compañías que reinventan el sector inmobiliario gracias a tecnologías como el Big Data, la realidad virtual, la Inteligencia Artificial o el Internet de las Cosas.
Estas firmas ofrecen soluciones innovadoras y ágiles en el mercado como, por ejemplo, a la hora de buscar, alquilar o comprar una vivienda. No obstante, en el ecosistema PropTech se encuentran plataformas muy diversas: desde marketplaces inmobiliarios hasta plataformas de gestión de hipotecas, de inversión en inmuebles o de análisis de datos. Así, la incursión de las Proptech ha supuesto la posibilidad de encontrar un gran escaparate de pisos en Internet, pero también de firmar hipotecas digitalmente, o contratar seguros del hogar online, innovaciones que se adaptan a nuestros hábitos del siglo XXI.
No obstante, aunque las últimas décadas se han caracterizado por la transformación digital, ha sido la llegada de la pandemia de la COVID-19 la que ha acelerado definitivamente la incorporación de la tecnología en nuestras vidas y la digitalización de amplios sectores de la economía. En los últimos meses, hemos adoptado un uso más intensivo de las herramientas digitales tanto para teletrabajar, como para estudiar, comprar o disfrutar de nuestro ocio. Concretamente, la COVID-19 ha acelerado el consumo online: ya son uno de cada tres los españoles que realizan compras a través de Internet cada semana.
Digitalización y transformación de la demanda y de la oferta
El sector inmobiliario no ha sido ajeno a esta realidad y ha experimentado con fuerza la aceleración de esta tendencia a la transformación digital por parte de la demanda. En este sentido, se ha detectado un incremento del número de visitas, de usuarios activos y de interacciones en los portales inmobiliarios, en comparación con el periodo pre-COVID, lo que muestra el creciente interés en cambiar de vivienda.
De hecho, la pandemia y el auge del teletrabajo han traído consigo un cambio en las preferencias de los compradores e inquilinos, que dirigen sus búsquedas a espacios más amplios y viviendas con exteriores, lo que está provocando un éxodo de las grandes ciudades a la periferia. Entre las nuevas preferencias, la búsqueda de jardines o terrazas es la tendencia principal (92%), seguida de la búsqueda de casas y chalets (54%), de viviendas con luz natural (36%) y fuera de los grandes núcleos urbanos (28%).
Sin duda, la llegada de la COVID-19 ha actuado como catalizador para acelerar la innovación por el lado la oferta en el sector. Desde el inicio de la pandemia, el inmobiliario ha tenido que adaptarse a marchas forzadas para mantener activo el mercado ante las restricciones de movilidad. Con el objetivo de adaptarse a la nueva situación y dar respuesta a las necesidades de los usuarios, el sector ha impulsado nuevas soluciones tecnológicas como las visitas virtuales de viviendas, los tours 3D, a través de imágenes de 360º, o las gestiones de forma telemática.
Asimismo, la irrupción de las nuevas tecnologías ha favorecido la aparición de nuevos jugadores y el desarrollo de nuevos modelos de negocio, configurando una nueva realidad. Estamos hoy ante un nuevo escenario donde, a diferencia de la crisis de la burbuja inmobiliario, el sector se caracteriza por una mayor profesionalización, con servicios muy especializados, y por la digitalización. Y el gran motor del cambio, cómo bien decía Toffler, ha sido la tecnología.