elconfidencial.es, Elena Sanz, 05 de junio – Es un horizonte todavía lejano pero, antes o después, cuando la situación económica en Europa lo permita, el Euribor volverá a subir y, cuando lo haga, muchos de los actuales hipotecados podrían ver las orejas al lobo y encontrarse en apuros para abonar la cuota mensual al banco.
Ahora que el mercado inmobiliario español parece resurgir de sus cenizas, la demanda ha salido de su escondite y las ventas de casas y la concesión de hipotecas se recuperan, conviene, más que nunca, no caer en los errores del pasado y coger la calculadora antes de afrontar la que, con toda probabilidad, será la mayor inversión de nuestras vidas.
Los tipos de interés se encuentran en mínimos históricos y con ellos, el Euribor –que sirve de referencia para el 94 % de las hipotecas que se firman en España–. El mes pasado, el indicador cerró por debajo del 0,17 %, muy lejos de la media de los últimos cinco años (2,202 %) y a años luz del máximo histórico que alcanzó en julio de 2008, cuando escaló al 5,393 %. Otro dato: desde agosto de 2012 no ha vuelto a superar la barrera del 1 % y, a corto plazo, no sólo no se ven avances, sino que el goteo a la baja ha sido constante desde abril del año pasado.
A pesar de ello, cuando la recuperación de la economía en Europa sea un hecho y el BCE decida poner fin a la política de tipo bajos, el panorama puede cambiar drásticamente para aquellos hipotecados que no hayan hecho las cuentas antes de comprar casa.
«Hoy en día, la mayoría de las hipotecas se conceden a 20 años, así que con total seguridad muchos hipotecados sufrirán la subida del Euribor. Obviamente, no hay que ser alarmistas, pero, a dos años vista, cuando el BCE decida poner fin a un escenario de tipos de interés bajos, será inevitable que el indicador suba. Y no nos podemos olvidar de que en 2008 llegó a situarse por encima del 5 %», señala Mikel Echavarren, consejero delegado de la consultora irea. Este directivo lo tiene claro. «Si estás pensando en comprar una vivienda, calcula si podrías pagar la hipoteca con un Euribor al 3 %. Si no, alquila y no hipoteques tu vida». Para llegar a este escenario, el indicador tendría que experimentar una espectacular subida del 1.775 %, pero, de alcanzar estos niveles, la cuota de la hipoteca se incrementaría sensiblemente.
«Quien quiera hipotecarse hoy en día debería calcular qué cuota tendría que pagar con un Euribor en el 4 %. Si ahora no lo puede satisfacerla, debería plantearse seriamente no pedir la hipoteca», coincide en señalar Pau A. Monserrat, director editorial del portal de finanzas personales iAhorro.
Pero veamos varios escenarios. Si hoy en día contratásemos una hipoteca media de 100.000 euros a 21 años, con un diferencial medio del 2 % y el Euribor en los niveles actuales –el 0,16 %–, comenzaríamos a pagar 494 euros al mes. A medida que el índice aumente, irá subiendo la cuota hipotecaria. 535 euros cuando alcance el 1 % (un 3 % de intereses, puesto que el diferencial es del 2 %); casi 590 euros con el Euribor en el 2 %; 640 euros si llega al 3 % y casi 700 si el indicador alcanza el 4 %. Es decir, la cuota mensual se vería incrementada en casi 200 euros al mes, 2.400 euros al año, una cifra nada despreciable.
Es cierto que a medida que pasan los meses y los años, la deuda con el banco va disminuyendo y, por tanto, el interés de la hipoteca cada vez se aplica sobre un importe menor, pero los expertos aconsejan ponerse en un escenario adverso antes de hipotecarse.
El impacto sobre el bolsillo es más severo cuanto mayor es la deuda contraída con el banco. Así, por ejemplo, para una hipoteca de 200.000 euros a 21 años, pasaríamos de pagar unos 930 euros al mes con el Euribor en los niveles actuales a más de 1.300 euros, 4.440 euros más al año.
«Con el índice en mínimos, muchos de los que se hipotecaron hace dos años, con diferenciales al 3 %, no son conscientes de que contrataron una mala hipoteca. Y no se darán cuenta de ello hasta que el indicador comience a subir», apunta Monserrat. «La gente no puede quedarse dormida y antes de que la situación se complique y lleguen los problemas deberían plantearse cambiar de hipoteca», aconseja.
Sacar la calculadora antes de hipotecarse
Por eso, los expertos lo tienen claro. Hay que echar mano de la calculadora y evitar los errores del pasado. «Las hipotecas son armas de destrucción masiva: si no la pagas tienes que hacer frente a una responsabilidad hipotecaria, al pago de intereses de demora y, finalmente, puedes perder la casa… Por eso es necesario que quien se hipoteque lo haga con holgura», señala Echavarren.
En su opinión, una familia no debería destinar nunca más del 35 % de los ingresos netos al pago de la cuota. «Si no puedes permitírtelo, no compres y, por supuesto, ni se te ocurra pedir avales. De hecho, la banca no debería financiar a quien no puede pagar la hipoteca con recursos propios. En estos casos es mejor optar por el alquiler, que ofrece mayor flexibilidad y mayor libertad, aunque es cierto que también te pueden echar de tu casa si no lo pagas. Sin embargo, este no te encadena como sí lo hace la hipoteca«, insiste Echavarren.
Ante la futura previsión al alza del Euribor, desde la Agencia Negociadora recomiendan también estudiar ofertas de hipotecas a tipo fijo «que hace tan sólo unos meses eran impensables y que, en términos reales de tipos de interés, son como las ofertadas por las entidades a tipo variable el pasado otoño. Hoy en día, es posible suscribir una hipoteca al 2,5 % fijo, decisión que eliminaría de un plumazo la incertidumbre por una subida de tipos de interés y permitiría una mejor planificación financiera familiar«, aseguran.
La subrogación es otra opción para quienes se hipotecaron con diferenciales muy elevados hace un par de años. En iAhorro.com, aunque no han detectado movimientos en el mercado hipotecario en lo que a subrogaciones se refiere, sí han comenzado a percibir movimientos en las oficinas bancarias en este sentido. «Las hipotecas de hace dos años, con diferenciales del 3 %-3,5 % se concedieron a clientes muy buenos, a quienes la banca exigió unos requisitos muy estrictos. Ahora, algunos bancos están dispuestos a asumir los gastos de notaría y registro que supone una subrogación con tal de captar a alguno de estos clientes», explica Monserrat.
Este experto insiste en no olvidar el pasado. «A diferencia de lo que sucedía hace unos años, ahora la banca ha aprendido la lección y hace simulaciones con escenarios de tipos de interés elevados. Y con la nueva normativa, el cliente está informado. Por el contrario, los clientes han aprendido muy poco de todo lo que ha pasado».