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La tasa de ahorro sube un 35% en España durante el confinamiento

La tasa de ahorro de los españoles ha registrado un crecimiento del 35% durante el confinamiento derivado del estado de alarma establecido por la crisis sanitaria del Covid-19. En paralelo, se ha producido una caída del consumo de alrededor del 35%. Al mismo tiempo, el ingreso total de los hogares podría reducirse entre un 8% y un 16%. Y la tasa de ahorro podría crecer casi un 25% durante la desescalada.

Así se desprende del último informe sobre el impacto del Covid-19 en el ahorro de los hogares, realizado por Euler Hermes, accionista de Solunion. Este augura que hacia finales de año la tasa de ahorro podría estar cerca del 20%. Unos 400.000 millones de euros. Esto reflejaría una «falta de confianza».

El informe explica que el confinamiento ha provocado que el consumo en muchos sectores, desde comer fuera hasta viajar, sea «imposible». Por lo que calcula que el consumo privado caerá aproximadamente el 35% durante el confinamiento.

Además, las previsiones apuntan a que el 40% de la población activa podría sufrir desempleo parcial. Lo que en parte protegerá sus ingresos, pero provocará una pérdida del 20% al 40% de sus ingresos disponibles. En consecuencia, el ingreso total de los hogares podría disminuir del 8% al 16%.

En general, la tasa de ahorro aumentaría unos cinco puntos porcentuales debido a una caída del ingreso total de los hogares del 5%. Y una caída del consumo privado del 10%.

Durante la salida progresiva del confinamiento, avisa el informe, el ahorro preventivo podría convertirse en un problema. Ya que las tasas de ahorro permanecerían seis puntos porcentuales por encima de los niveles anteriores a la crisis, en un 21% a finales de 2020. Lo que supone unos 400.000 millones de euros o el 3% del PIB.

Los hogares ahorran preventivamente para evitar el riesgo

En este sentido, el estudio explica que «en tiempos convulsos los hogares se vuelven más reacios al riesgo y pueden huir del consumo o la inversión», con unos ahorros preventivos que «repercuten en la actividad económica, manteniéndola por debajo de su potencial», debido a que los ahorros excesivos o preventivos no suelen utilizarse como capital a largo plazo, sino como depósitos bancarios.

Como consecuencia, cree que los bancos probablemente restringirán las condiciones de crédito y se mostrarán reacios a conceder nuevos préstamos en tiempos de crisis.

Durante el proceso de salida del confinamiento, prevé que el consumo privado permanecerá entre un 10% y un 15% por debajo de los niveles previos a la cuarentena. Ya que calcula que, de media, un tercio de los empleados con desempleo parcial puedan perder sus trabajos.

El ahorro aumentará al 36% en Europa

Según las previsiones de Euler Hermes, en Europa las tasas de ahorro de los hogares podrían aumentar en 20 puntos porcentuales, hasta un 36% de media en el segundo trimestre. Lo que supone 1,3 billones de euros de ahorro adicional o el 10% del PIB. El ahorro total podría alcanzar un máximo de 2,3 billones de euros.

En 2009, el ahorro de los 28 países miembros de la Unión Europea aumentó en 100.000 millones de euros. Con un total de 1,1 billones de euros de ahorro total anualizado durante la crisis.

De igual forma, el informe avisa de que mientras no haya una vacuna eficaz contra la Covid-19, los países seguirán siendo vulnerables a nuevos brotes de la pandemia. Lo que provocaría la repetición de las fases de confinamiento y reinicio.

«La reacción obvia de los hogares será aumentar el ahorro. Especialmente en los países con altos niveles de deuda familiar y creciente desempleo (países nórdicos, Países Bajos, Reino Unido y, en menor medida, Francia, Bélgica, España y Portugal», apunta.

Políticas de desbloqueo del ahorro

Ante estas previsiones, el informe subraya que los legisladores deberán centrarse en políticas para desbloquear el ahorro. Primando la confianza con tests, máscaras, protocolos sanitarios, tratamientos y vacunas que ayudarán a crear un entorno propicio para el desahorro.

En concreto, sobre acciones específicas y complementarias a las existentes, señala que los planes de desempleo parcial y de garantías públicas son «muy eficaces en tiempos de crisis». Pero pueden fomentar el ahorro preventivo por miedo a la pérdida de empleo y a unas condiciones crediticias más estrictas.

Por ello, considera que evitar los efectos inesperados y de arrastre podría ayudar a financiar una inversión pública concreta (verde, digital, I+D) con «grandes efectos multiplicadores». Incluyendo recortes en los impuestos de sociedades y sobre el trabajo, en lugar de en impuestos al consumo o transferencias.

Igualmente, aboga por la protección social «flexible», al ver «imperativo superar las cautelas de los hogares contra la inversión de su exceso de ahorro, por ejemplo, para la jubilación», abogando por los productos que combinan «seguridad, flexibilidad y rentabilidad a largo plazo», así como más inversiones en formación financiera, fácil acceso a la gestión patrimonial y apoyo para personas de ingresos bajos y medios, para «evitar los errores de 2009».

Por último, alude a la «fluidez estructural», sobre la que apunta que los multiplicadores fiscales y la propensión al consumo «dependen del tamaño relativo del mercado interno de cada país, la flexibilidad salarial, el tamaño de los estabilizadores automáticos y sus niveles de deuda«.

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