Los hogares con menos renta están soportando en los últimos meses una tasa de inflación 1,2 puntos porcentuales superior a la que sufren los hogares con mayor nivel de renta, según datos del Banco de España.
El organismo presidido por Pablo Hernández de Cos incluye un apartado sobre la inflación en su último ‘Informe Anual 2021’, en el que apunta que entre abril de 2021 y marzo de 2022 el aumento de los precios de la cesta de consumo de los hogares con menor y mayor renta fue del 5,6% y el 4,3%, respectivamente, aunque, en términos absolutos, habría supuesto un mayor gasto medio anual para las rentas más altas, de unos 1.329 euros, mientras que los hogares con menos ingresos han gastado 618 euros más.
Para ambos colectivos, apunta el Banco de España, este incremento del gasto se habría debido, sobre todo, a la subida del precio de la electricidad, de unos 286 para las rentas más bajas, y de 446 euros, para las más altas.
Por su parte, se aprecia que aquellas familias en las que la persona de referencia es mayor de 65 años enfrentan una inflación superior en 1 punto porcentual a la del resto, brecha que se explica fundamentalmente por la mayor inflación soportada por los hogares dentro de este colectivo con un menor nivel de renta.
Asimismo, se observa que, para aquellos hogares con educación secundaria o inferior, la inflación ha sido 0,9 puntos porcentuales más alta que para el resto.
La rebaja de impuestos, mejor para las rentas bajas
El Banco de España afirma que algunas de las medidas aprobadas en los últimos meses tendrán un impacto sobre los efectos distribucionales de la inflación. En particular, sus estimaciones apuntan a que las rebajas de impuestos indirectos aprobadas en 2021 habrían reducido la inflación promedio que los hogares con menor renta soportaron entre abril de 2021 y marzo de 2022 en 1 punto porcentual, reducción que habría sido más intensa que la que experimentaron las familias en el cuartil superior de la distribución de la renta, de solo 0,5 puntos porcentuales.
En sentido contrario, apunta que las estimaciones preliminares del impacto que podría tener la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible aprobada para el período comprendido entre el 1 de abril y el 30 de junio de este año sugieren que la inflación soportada por los hogares de menor renta en dicho período podría reducirse en 0,35 puntos porcentuales, reducción que, en este caso, sería menos intensa que la que experimentarían los hogares con mayor renta, de 0,61 puntos porcentuales.
El Banco de España apunta también que la subida de los precios podría afectar de manera diferenciada a los hogares dependiendo de su posición financiera neta. Así, indica que los resultados de un trabajo reciente sugieren que las personas de mediana edad (de entre 36 y 45 años) con altos ingresos laborales, que de media mantienen una posición financiera neta deudora, se habrían visto beneficiadas por el alza de la inflación.
En particular, su capacidad de ahorro se habría incrementado en un 3% de su renta laboral anual gracias, principalmente, a la reducción en el valor real de sus deudas.
Por el contrario, los mayores de 65 años, que suelen presentar una posición financiera neta acreedora, se habrían visto relativamente perjudicados.
No obstante, hay que considerar que, en este ejercicio, el canal de actualización de rentas con la inflación no se ha tenido en cuenta de forma diferenciada por grupos. «Esto hace que los efectos negativos encontrados sobre los mayores de 65 años puedan verse parcialmente mitigados por la indexación automática de las pensiones», indica el Banco de España.
En cuanto al impacto del alza de la inflación en las empresas, la institución monetaria afirma que es muy heterogéneo para los diferentes sectores de actividad y viene condicionado, fundamentalmente, por la intensidad con la que cada una de las ramas emplea los insumos energéticos en sus procesos productivos.
En concreto, las manufacturas y el transporte son particularmente intensivos en el uso de energía, mientras que su importancia relativa en los servicios inmobiliarios, en los farmacéuticos e incluso para la Administración Pública es muy reducida.
Asimismo, en términos generales la energía tiene un peso en los procesos productivos de las ramas de actividad españolas superior al del promedio de la zona euro, fenómeno que es «especialmente acusado» en el sector del transporte terrestre.
Transportes y metales, los más afectados por el alza de precios
De esta forma, un aumento del coste de la energía del 22% de media durante este año tendría un coste en los distintos sectores de la economía española, siendo los más afectados los del transporte aéreo, el transporte terrestre, los metales básicos y el transporte marítimo.
Dicho aumento de los costes de producción se traducirá, previsiblemente, en un deterioro de la situación económica y financiera de algunas empresas, que a su vez podría producirse tanto si las empresas repercutieran a sus clientes el alza de sus costes –en cuyo caso, sus ventas se resentirían– como si no lo hicieran, ya que, en este caso, se contraerían sus márgenes, advierte el Banco de España.
«En ambos escenarios se reducirán los beneficios empresariales y, como consecuencia de ello, algunas compañías podrían pasar a una situación de vulnerabilidad financiera», apunta.
Aunque las simulaciones realizadas muestran que un aumento de los costes de la energía del 22% se traduciría en un incremento «moderado» de la proporción de empresas financieramente vulnerables en España existiría una «elevada heterogeneidad sectorial».
Así, por ejemplo, el peso en el empleo de las empresas con rentabilidad negativa en 2022 se elevaría en más de 3 puntos porcentuales, si bien esta cifra se situaría por encima de los 6 puntos en varias ramas de actividad, como el transporte terrestre, la reparación de vehículos, la agricultura, el comercio o la educación.
Igualmente, dentro de cada sector, las empresas más pequeñas muestran una mayor dependencia relativa de los insumos energéticos, lo que las hace más vulnerables a las presiones inflacionistas actuales. Además, estas empresas fueron las que presentaron un mayor peso relativo de los productos petrolíferos en sus procesos productivos.
Medidas «focalizadas y temporales» y a los más vulnerables
Con toda esta situación, y en un contexto en el que los márgenes de actuación son relativamente limitados, el Banco de España cree que es «fundamental» que las medidas de apoyo ante el impacto de la guerra se diseñen de forma «muy focalizada» hacia los hogares y las empresas más vulnerables.
En particular, cree que en la coyuntura actual sería deseable centrar los esfuerzos en el apoyo a los hogares de rentas más bajas, que son los que más padecen el impacto de la inflación, y a las empresas más vulnerables a esta nueva perturbación.
Además de ser focalizadas, el Banco de España ha insistido en que es importante que las medidas presupuestarias que se implementen tengan una naturaleza temporal y no supongan una distorsión significativas sobre las señales de precios.
También, a nivel europeo el Banco de España ha abogado por abordar, sobre la base de la experiencia acumulada con el programa ‘Next Generation EU’ (NGEU), una respuesta fiscal común frente a los retos que supone la guerra en Ucrania, incluida la mutualización del gasto público necesario para afrontar sus efectos sobre las economías de los Estados Miembros.