¿Te apetece un viaje al siglo XIX? Hoy te proponemos visitar una casa con mucha historia. Bueno, en realidad estamos ante un palacete cuya construcción data en realidad del siglo XVII o XVII, aunque en 1856 se solicitó permiso para reformar la casa. Y así consta en su fachada.
El año 1932 se solicitó nuevamente otro permiso para hacer reformas en la planta baja del inmueble, cuando el propietario de la casa era Alejandro Borruel y Panzano. De ahí que esta casa, situada en Vilafranca del Penedès (Barcelona) sea conocida como la Casa Borruel y Panzano y catalogada como BCIL (Bien Cultural de Interés Local) por la Diputación de Barcelona.
Pero, ¿qué sabemos de esta casa? ¿Por qué es tan importante? La vivienda es una auténtica maravilla situada en el mismo centro de la ciudad, catalogada como de uso residencial y de titularidad privada. Ahora mismo tienes la oportunidad de hacerte con ella, aunque le hace falta una buena reforma. A pesar de eso, la casa admite la conservación de gran parte de los elementos que la hacen característica. ¿Te animas a descubrirla por dentro?
Una maravilla arquitectónica lista para reformar
La casa es un un edificio entre medianeras con patio posterior, que consta de una planta baja (desdoblada en semisótano y entresuelo) y dos plantas de piso. La cubierta es de tejas árabes a dos aguas. ¿Qué hay de la fachada principal? Bueno, se trata de uno de sus elementos más característicos, con portales de arco carpanel enmarcados con piedra en la planta baja. De esta también destacan los esgrafiados de la fachada, con motivos clásicos, que la hacen única en la ciudad.
La casa tiene 841 m2 y una parcela propia de 627 m2, que se dividen entre la planta baja y las dos superiores. Y aunque ahora mismo está pensada para darle un uso como vivienda, puede adaptarse sin problemas para funcionar como negocio.
Una distribución con múltiples posibilidades
El acceso principal es por la planta baja y al mismo nivel está el vestíbulo, con la escalera que da a la primera planta. Existe un acceso independiente para el jardín, con un porche, actualmente en desuso, pero con una superficie de 122 m2. Desde aquí hay una escalera que nos lleva a la terraza de la primera planta.
En la primera planta es el espacio plenamente funcional de la vivienda, porque incluye 266 m2 útiles que se distribuyen en distintas habitaciones, incluyendo salón, comedor, cocina, sala de espera, despachos, almacén, baños e incluso oratorio.
Aquí encontramos una galería de 30 m2 que nos lleva a la terraza, de más de 40 m2, con vistas al jardín. Podemos subir hasta la segunda planta, con una superficie útil de 260 m2, distribuida con un espacio para usar como vivienda. Consta de seis habitaciones, distribuidores, sala de plancha, distribuidor, tres vestidores y varios espacios que pueden funcionar como trasteros, aunque al ser diáfanos, pueden adaptarse para otros usos.