Después de meses de incertidumbre por la crisis sanitaria de la COVID-19, el mercado hipotecario español ha reafirmado su recuperación durante el último tramo de 2021. La concesión de hipotecas a tipo fijo, como era de esperar, ha seguido creciendo y la tendencia parece que seguirá de cara a 2022.
En un contexto de tipos bajos de interés, los bancos concentran su oferta en hipotecas de tipo fijo, que, si bien diez años atrás representaban el 4% del total, ahora son más del 60% y ya superan el 70% en el mercado residencial, con un tipo medio de interés que ronda el 2,81%, muy lejos del 6% alcanzado en plena burbuja inmobiliaria.
Sobre esta tendencia, Carles Solé, gerente de formalización hipotecaria de Tecnotramit, apunta que «el tipo no podía competir antes con el variable con un euríbor en negativo. Esto ha hecho que las entidades tuvieran que bajar mucho los tipos, para captar más clientes escogiendo tipo fijo y asegurarse una ganancia, aunque no fuera muy elevada y la fidelización de los mismos a medio y largo plazo».
Las concesiones hipotecarias también han aumentado respecto a 2019 y, pese a estar lejos de las 100.000 firmadas al mes durante la última burbuja inmobiliaria, se estabilizan entre 30.000 y 40.000 cada mes.
Las hipotecas se han convertido, y así seguirá en 2022, en una opción interesante tanto para los clientes como para las entidades financieras. Solé, argumenta el hecho de que “antes igual no siempre iban de la mano, pero ahora otros productos financieros no ofrecen esa rentabilidad para los bancos y tampoco para los clientes”.
Sin riesgo de burbujas sectoriales a corto plazo
A mayor demanda de vivienda, mayores serán los precios de esta. Sin embargo, tal y como alerta Solé, el mercado actual difiere mucho del escenario previo a la gran crisis de 2008.
“Los precios han subido, pero el incremento sigue estando, en valores absolutos, lejos de los valores que tenía el año 2007 o anteriores a la burbuja inmobiliaria de 2008 producida tras la caída de Lehman Brothers. Estos precios por m² son hasta un 25% inferiores a los de entonces, y la financiación hipotecaria no suele superar el 80% del valor de tasación”, comenta.
La subida de la demanda, además, no parte únicamente de la especulación, como antaño, sino que existe un “interés real” de las personas por adquirir “viviendas con mejor calidad de vida” después del confinamiento y las temporadas de teletrabajo vividas durante las primeras olas del coronavirus.
“Las personas tienen interés en una vivienda que no sea solo un cubículo en el que pernoctar”, añade el experto. Este último año, sin ir más lejos, aumentó la superficie de las viviendas que se compran (102 m² de media) y el número de domicilios unifamiliares.
“En definitiva, sí que están incrementando las viviendas y la financiación sobre las mismas, pero a un ritmo controlado”, concluye el experto.