Volver

¿Qué es una vivienda sostenible?

Se habla mucho sobre sostenibilidad, medio ambiente y el cambio de paradigma. Las viviendas tal y como se habían construido hasta hace poco ya no son las viviendas que se construirán a partir de ahora. De hecho, después de la COVID-19 son muchas las prioridades que habrán cambiado su orden. Por ejemplo, hoy ya sabemos que la mayoría de compradores ven imprescindible que su nueva vivienda tenga terraza o balcón.

Otros, que se han dado cuenta de que la vivienda en la que residen ahora no cumple con sus expectativas de futuro, buscan casa fuera de las grandes ciudades. También se prevé una reconversión de las casas que hasta ahora han funcionado como segunda residencia como primera. Puesto que se ha demostrado que es perfectamente posible teletrabajar desde cualquier lugar.

La construcción tampoco será igual tras la COVID-19. Los expertos ya señalan que tras la pandemia, los nuevos compradores serán más exigentes y, por tanto, el sector de la construcción tendrá que adaptarse a esta nueva realidad. Las nuevas viviendas serán mucho más sostenibles, energéticamente eficientes y con bajos costes de mantenimiento. Los nuevos proyectos residenciales serán más confortables y respetuosos con el medio ambiente. Características como la luz natural, las vistas, la amplitud de las estancias y la cercanía de los servicios fundamentales serán muy importantes.

Pero, ¿de qué hablamos cuando pensamos en vivienda sostenible? ¿En qué se diferencia una vivienda sostenible de otra que no lo es o no lo es en su totalidad?

El lugar en el que está construida

Para empezar, una vivienda sostenible debe construirse respetando las zonas verdes, con valor paisajístico o con una gran biodiversidad, en las que esté presente flora y fauna. No son pocos los proyectos urbanísticos que se han emplazado en espacios naturales, destruyendo el ecosistema. Una casa sostenible tiene que estar construida en un espacio que haya sido desarrollado con este fin. Una parcela de terreno a la que lleguen los servicios básicos y, a ser posible, en la que puedas moverte caminando o en bicicleta por el barrio, accediendo a los servicios básicos con facilidad.

Los materiales son fundamentales

Para empezar a reducir nuestra huella de carbono hay que prestar mucha atención a los materiales. Es importante tomar conciencia del hecho de que los materiales de construcción proceden de la naturaleza. Son recolectados y luego transformados para ser distribuidos en puntos de venta. Los materiales de construcción cuentan con una etiqueta EPD (Environmental Product Declaration) que es la declaración ambiental del producto. Una radiografía simple del ciclo de vida de material.

Lo más recomendable a la hora de construir una vivienda sostenible pasa por observar bien el origen de los materiales, teniendo en cuenta que sean los propios de la zona o, en su defecto, que sean reciclados o reutilizados. Se trata de que tanto para la recolección, como para la transformación y distribución se haya consumido el mínimo de energía posible y se haya generado una cantidad mínima de residuos.

Un diseño adaptado a la climatología

Está claro que no puede contar con las mismas características una vivienda construida en la montaña que otra situada en una zona de costa. A la hora de levantar una vivienda sostenible, también hay que considerar la climatología del lugar. Si se ha realizado un estudio pormenorizado de las condiciones climáticas en las diferentes estaciones del año, la vivienda será sostenible, pero, además, garantizará el confort de sus habitantes.

De esta manera, se podrán conocer las necesidades energéticas de la vivienda y estudiar los recursos disponibles, tanto tecnológicos como de entorno, para aprovechar al máximo las fuentes. Así, hay que valorar factores como la radiación solar, el viento, la vegetación, etcétera.

Las técnicas de construcción más adecuadas

A la hora de pensar y repensar la construcción, un buen arquitecto que quiera poner en marcha un proyecto de vivienda sostenible analizará un buen número de factores, además de los citados. Son, por ejemplo, la orientación de la vivienda, la distribución de las estancias, la integración con los factores externos (por ejemplo, vegetación que proyecte sombra o proteja de la radiación solar), aislamiento, ventilación, cerramientos, etcétera. El objetivo final debe ser, además de proporcionar el máximo confort a las personas que residen en la vivienda, reducir la demanda energética y potenciar el uso y consumo de energías renovables.

Apuesta por las energías renovables

La apuesta por las renovables debe ser un punto clave en cualquier vivienda sostenible que se precie. Si se ha reducido la demanda energética, podemos pensar en un proyecto que también aproveche las fuentes renovables. Así lo señala la Directiva Europea 2010/31/UE en la que se indica lo siguiente: La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en una amplia medida por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno.

La energía solar térmica es una opción más que viable, que puede ayudar a los usuarios de la casa a producir agua caliente o a generar electricidad. En este caso sería necesaria la instalación de paneles fotovoltaicos. La integración de estos sistemas de aprovechamiento es clave para conseguir una vivienda sostenible al cien por cien.

photo_autor

¿ Sabes quién es ?

Las noticias del sector en tu email

recibe semanalmente nuestro boletín de noticias