Al comprar una vivienda uno tiene que asumir una serie de gastos e impuestos. El IBI es uno de ellos. Al precio de la adquisición hay que añadir los impuestos y los gastos relacionados, tanto con la gestión de la compra como con el mantenimiento de la misma. Nos referimos, a los gastos de gestoría, notaria, hipoteca, registro, etcétera.
Pero uno de los impuestos más relevantes, una vez ya disfrutamos de la propiedad, es el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Este es un impuesto que tienen que pagar anualmente los propietarios de un inmueble. Se trata de un impuesto local, que repercute directamente en los municipios. ¿Y estamos obligados a pagarlo? ¿Cuánto debo pagar de IBI por mi casa? ¿Qué pasa si no lo pago o si lo pago con retraso? Veamos.
¿Qué es el Impuesto de Bienes Inmuebles?
El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) es un impuesto que grava la propiedad de bienes inmuebles, como viviendas, locales comerciales, terrenos y otras edificaciones. Este impuesto se calcula sobre el valor catastral de los bienes inmuebles y su recaudación se destina a financiar servicios públicos municipales, como por ejemplo el mantenimiento de infraestructuras, servicios sociales y educativos.
¿Por qué hay que pagar el IBI?
El IBI es un impuesto esencial, que sirve para sostener el funcionamiento de los municipios. De este modo, todas las personas que tienen un inmueble en propiedad, contribuyen a financiar los gastos asociados a la gestión municipal y a la prestación de servicios a toda la comunidad. Así pues, se trata de un impuesto vital para mantener la infraestructura urbana, la seguridad, la educación y cualquier otro servicio que pueda beneficiar a las ciudades en su conjunto.
¿Cuándo se paga el IBI?
El pago del IBI es anual. Lo más habitual es que cada ayuntamiento, a través de la Diputación provincial que corresponda, establezca unos plazos y fechas límites para el pago del impuesto. Lo más habitual es que este impuesto se pueda fraccionar, de modo que los propietarios de la vivienda puedan abonarlo más cómodamente. Sea como sea, es fundamental tener claros los plazos establecidos para evitar posibles sanciones y recargos.
¿Qué pasa si no se paga este impuesto?
No cumplir con la obligación de pagar el IBI puede tener consecuencias diversas. Como todos los impuestos, se trata de un gravamen obligatorio y, por tanto, no abonándolo estamos incumpliendo la legislación vigente. Si la deuda no se paga a tiempo, el ayuntamiento enviará una providencia de apremio con un recargo del 10 %. Si no se paga el impuesto, el recargo se incrementará en un 20 % más los intereses de demora. Si aun así no se realiza el pago, el Ayuntamiento cumplirá con la Ley Tributaria y podrá ir en contra de los bienes del propietario.
¿Y si nos retrasamos en el pago?
Si nos retrasamos en el pago del IBI, las consecuencias también serán económicas. En caso de no haberlo hecho a tiempo, el ayuntamiento aplicará un 5 % de recargo en el tributo. Para subsanar el retraso, tienes que acudir al ayuntamiento y abonar la deuda dentro de lo que se denomina ‘período ejecutivo’.
Como ves, el IBI es un impuesto que hay que asumir de manera obligatoria. Incurrir en el impago del mismo puede tener consecuencias en forma de recargos o embargos.
