España tiene un parque de vivienda muy envejecido. Barcelona es una de las ciudades que más sufren las consecuencias de décadas y décadas sin rehabilitaciones: un 84,5 % de las construcciones tienen una antigüedad igual o superior a los 40 años. Pero no es un caso único. Y es que en muchos casos hemos abandonado las necesidades de rehabilitación que cualquier edificio exige naturalmente con el paso del tiempo. Tener la fachada bien aislada es clave, por ejemplo.
Se trata de una situación extendida en nuestro país, ya que el 80% del parque inmobiliario supera la mayoría de edad y un 99% de las viviendas sufre pérdidas y derroches de energía innecesarios. Por si esto fuera poco, los visados para obras de rehabilitación no son cuantiosos. En 2022 se redujeron a la mitad, comparado con el año anterior. La buena noticia es que el 85% de propietarios españoles invertiría en su hogar para mejorar la eficiencia energética. Vamos por el buen camino.
No tener la fachada bien aislada te hacer perder dinero
¡Y de qué manera! La falta de aislamiento de los edificios lleva a consumir más energía de la necesaria, lo que puede suponer un sobrecoste de más de 400 euros anuales por vivienda, según las estimaciones realizadas por Propamsa, unidad de negocio de Cementos Molins.
El calor de los hogares se escapa principalmente por ventanas, fachadas, cubiertas, suelos… Además, cerca de una tercera parte de la energía que se fuga de los inmuebles lo hace a través de los puentes térmicos, puntos críticos como los pilares, forjados, cajas de persianas, huecos como las ventanas o balconeras en los que se rompe la continuidad aislante.
Abrigar los edificios: aislamiento para reducir gasto de energía, calefacción y refrigeración
Para revertir esta situación, Propamsa recomienda invertir en el aislamiento térmico de los edificios, ya que permite reducir un tercio de las emisiones que los edificios lanzan a la atmósfera, ahorrar en la factura energética de los hogares y mejorar la calidad de vida en el interior de las viviendas.
Y, en concreto, abrigar los edificios por fuera, es decir, con los Sistemas de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE), puede reducir el gasto de energía, calefacción y refrigeración hasta en un 70 %. Hay que tener en cuenta que una buena parte de los edificios, sobre todo los más antiguos, se han convertido en auténticos depredadores de energía, pues consumen el 40% de la demanda energética de Europa y representan el 36% de las emisiones de CO2 lanzadas a la atmósfera en la UE.
En este sentido, como parte de una estrategia continua de innovación para una construcción sostenible, Propamsa ha lanzado su nuevo sistema SATE PROPAM® AISTERM NATURE de acabado cal, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética de las viviendas y los edificios, que incluye dos nuevos productos.
Así, con la incorporación de PROPAM®AISTERM FLEX y REVAT®CAL NATURE (con propiedades fotocatalíticas que actúan como agentes descontaminantes), la oferta de innovación y sostenibilidad de Propamsa se refuerza aún más, ya que ambos productos han obtenido la certificación EMICODE EC1 PLUS.
¿De qué ayudas disponen los propietarios para rehabilitar sus viviendas?
Puede hacerse muy cuesta arriba, pero aislar la fachada de la vivienda es una acción necesaria con la que propietarios e inquilinos notarán de manera inmediata el ahorro. Actualmente, el 80 % de los hogares españoles ya pueden pedir ayudas para rehabilitar sus viviendas a través del Plan de Recuperación y Resiliencia.
Estas subvenciones del Gobierno pueden servir para mejorar el aislamiento y la carpintería de los edificios, cambiar ventanas, digitalizar, instalar placas solares y fotovoltaicas y aerotermia. Pero también para mejorar la accesibilidad, retirar antiguas estructuras de amianto, mejorar las zonas verdes y construir parques, con el objetivo de reurbanizar y mejorar el entorno físicos de los barrios.
Es muy importante contar con el asesoramiento adecuado de profesionales técnicos, así como ajustarse a las solicitudes y condiciones ofrecidas por esta convocatoria. Se proponen hasta 21.400 euros por vivienda, subvencionando entre el 40 % y el 80 % del coste de la actuación o incluso el 100 %, en caso de vulnerabilidad social y económica.
Además de garantizar el correcto aislamiento y reducir el despilfarro energético, los ciudadanos estarán contribuyendo a mejorar el estado del parque de viviendas en España y se adaptarán a las nuevas exigencias en términos de eficiencia energética promulgadas por las instituciones en Europa.
