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Ventajas y desventajas de vivir en la ciudad

Con motivo del Día Mundial de las Ciudades hemos querido hacer un repaso a todas aquellas cosas que son ventajosas para los que residen en ellas con gusto y disfrute. También hemos querido compilar una serie de desventajas que hay que tener en cuenta antes de emprender el proyecto de mudarse a un ciudad grande. Si estás pensando en cambiar de casa y vas a hacerlo para vivir en la ciudad, quizá merezca la pena que pongas en una balanza todas sus ventajas y desventajas. ¿Qué pesa más para ti?

 – ¿Prefieres el ajetreo de una gran ciudad?, ¿valoras tener espacios grandes como las casas de pueblo? Te contamos las 10 desventajas y ventajas de vivir en la ciudad 

Desde el confinamiento muchos ciudadanos se plantean la posibilidad de dejar las grandes ciudades para desplazarse a entornos rurales más tranquilos, en los que es posible salir al aire libre y disfrutar de un vida seguramente más saludable. Otros, sin embargo, se animaron con algunas reformas en sus pisos, pero no perdieron en ningún momento su querencia por las grandes urbes y las enormes oportunidades que les ofrecen.

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Las ventajas de vivir en la ciudad (y sus desventajas)

1. Los precios en la ciudad son más elevados

Esto es algo que debes tener muy claro desde el principio y que seguramente ya habrás experimentado. Tanto la vivienda como los productos y servicios tienen precios mucho más elevados que en las ciudades pequeñas o en los pueblos. Esto hace que para residir en una ciudad grande, sea imprescindible tener un buen salario y un nivel de vida ajustado al coste de la vida. Un buen ejemplo de ello son Madrid o Barcelona. Alquilar sigue siendo muy caro y tomar un café en el centro te saldrá mucho más caro que en el bar del pueblo. Además, tendrás que asumir gastos que no tendrías en una zona rural, como por ejemplo, los billetes de transporte público (metro, tren, bus y taxi) o los aparcamientos, si es que te mueves en transporte privado.

2. En la ciudad hay más oportunidades laborales

A cambio tendrás acceso a una gran variedad de oportunidades laborales, cosa que podría no ocurrir si has cursado unos estudios determinados y quieres aplicar tus conocimientos, pero en el mundo rural. Por suerte, cada vez son más las iniciativas públicas que apuestan porque el talento no se marche y la España vaciada no siga despoblándose. De ahí que, gracias al teletrabajo y a las tendencias que apuestan por una vida más sencilla y sosegada, muchos jóvenes hayan decidido liarse la manta a la cabeza para llevar a cabo sus proyectos en zonas más tranquilas, huyendo de los humos de la gran ciudad.

3. El aislamiento social puede ser superior en un ciudad

En las grandes ciudades vive mucha gente, pero… ¿nos relacionamos más y mejor? La teoría nos indica que sí, que tenemos más oportunidades para relacionarnos. Sin embargo, resulta mucho más difícil. La mayoría de las personas que viven en grandes ciudades no conocen a todos los vecinos de su bloque. En cambio, en los pueblos pequeños las comunidades tienen más vínculos entre sí y, por tanto, se generan más sinergias de cooperación y convivencia. Algo que, sin duda, se echa de menos en las grandes urbes.

4. Acceso a todo tipo de servicios

Si hay una ventaja de las grandes ciudades que podamos escribir bien grande y con mayúsculas son los SERVICIOS. En un ciudad grande tenemos prácticamente de todo: acceso a los mejores colegios, institutos y universidades; hospitales, centros médicos y profesionales de la medicina de nivel. También tenemos muy cerca los grandes supermercados, hipermercados y centros comerciales. Todo está cerca y todo es accesible. Esto no sucede en los pequeños pueblos, donde hay que esperar o desplazarse para casi todo.

5. Adiós a la tranquilidad en la ciudad

Ir en busca de tranquilidad en una gran ciudad es un propósito factible, pero seguramente sea muy difícil de alcanzar. Sobre todo si resides en el centro. El bullicio de vehículos y gente es ingente y se produce a todas horas. El silencio es imposible. Los metros llegan y se van. Hay que correr, desplazarse rápido y luchar por estar en cualquier parte. La vida contemplativa aquí no existe o existe poco. A no ser que residas en una casa de la zona alta, aislada del mundanal ruido. Pero para eso hay que tener, además, un buen bolsillo.

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6. Hay muchas más alternativas de ocio

Uno puede elegir si quiere ir al teatro o al cine. Asistir a una sesión de circo o salir a comer mexicano, japonés, hindú o zamparse una buena paella valenciana. Hay de todo y a todas horas, de modo que aquellos que sientan especial querencia por la cultura y el ocio, encontrarán en las ciudades sus mejores aliadas.

7. Las alternativas residenciales son más variadas

Si uno busca casa en una gran ciudad, se encontrará que las alternativas residenciales son bastante más variadas que en un pueblo. Hay infinidad de tipologías de viviendas y en zonas muy distintas. De modo que si te gusta la esencia de la urbe, puedes elegir el centro. ¿Un ático? ¿Un apartamento? Pero si prefieres la tranquilidad de zonas más alejadas, tienes la opción de decantarte por ellas a través de un casa o un chalé. Todo en la misma ciudad.

8. Atascos y problemas de aparcamiento a tutiplén

Una ciudad no es ciudad si no tiene problemas de aparcamiento y atascos en las horas punta. Esto es así, le pese a quien le pese. Las cosas cambiaron radicalmente durante el confinamiento, pero lo cierto es que hemos vuelto a las andadas. Aparcar en el centro es complicado, así que hay que buscarse la vida en aparcamientos privados o públicos, pero de pago. Este no es un problema que tengamos habitualmente en zonas menos pobladas.

9. Servicios disponibles las 24 horas en la ciudad

En las grandes ciudades tenemos infinidad de alternativas de ocio y cultura, pero es que además, a cualquier hora podemos encontrar prácticamente de todo. Hay tiendas que abren 24/7 y podemos pedir casi cualquier cosa a domicilio. Desde comida preparada hasta recados del súper o la farmacia. Si para ti es un problema esperar o desplazarte, es que el pueblo no está hecho para ti.

10. Menos espacios verdes y al aire libre

Durante el confinamiento nos dimos cuenta de la importancia de poder salir a la calle y respirar al aire libre. En las grandes ciudades es un poco más complicado encontrar pisos con grandes balcones, terrazas y mucho menos casas con jardín. Por si esto fuera poco, el asfalto ha sustituido lo verde y es más complicado encontrar unos jardines públicos. Aun así, existen y son grandes pulmones urbanos que conviene cuidar y respetar.

Y tu, ¿qué es lo que más valoras de una ciudad?

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