Cerrar un porche es una opción cada vez más usada por todas aquellas personas que o bien quieren disfrutar de él durante todo el año, o prefieren aumentar el tamaño de su vivienda para disponer de más espacio. Hay muchas formas de hacerlo, pero debemos tener en cuenta varios factores que analizamos a continuación, para que nada se nos escape.
¿Qué tener en cuenta al cerrar un porche?
Antes de ponernos manos a la obra debemos analizar una serie de cuestiones básicas, como:
- Por qué motivo queremos cerrar el porche: para usarlo durante los meses de invierno, para ganar espacio en casa con una habitación extra, para disponer de más privacidad…
- Qué necesitamos para cerrar el porche: licencias de obras, permiso de la comunidad si vivimos en un edificio, conocimiento de la normativa vigente…
- Qué presupuesto tenemos: hay muchos tipos de cerramientos y sus precios suelen variar notablemente entre unos y otros, por lo que en base al presupuesto disponible deberemos elegir entre todas las opciones viables.
- Cuáles son nuestras expectativas: en las revistas y catálogos todo se ve muy bonito pero puede que ese determinado cerramiento que queremos para nuestro porche no luzca como pensábamos. Es importante imaginar cómo quedaría y qué resultado real esperamos conseguir.
- Qué tipo de cerramiento queremos: algunas opciones son reversibles y otras no, por lo que debemos pensar si preferimos cerrar nuestro porche del todo o decantarnos por opciones reversibles que se adapten a todas las estaciones.
¿Qué implica cerrar un porche?
Como vemos, hay muchos aspectos a tener en cuenta antes de cerrar un porche, y el primero es saber qué implica. Como sucede cuando cerramos la terraza de nuestra casa, al hacerlo en un porche estamos instalando una determinada estructura para que un espacio que antes era abierto pase a estar parcial o totalmente cerrado.
Esto se consigue con esta barrera física que suele resguardarlo tanto de las inclemencias meteorológicas como de las temperaturas extremas, lo que permite que se pueda usar durante todo el año, o casi, principalmente en base al tipo de cerramiento elegido.
Tipos de cerramientos para el porche
Tenemos decenas de opciones para cerrar el porche, pero a grandes rasgos podemos hablar de los cerramientos fijos, los plegables o correderos y los reversibles.
Cerramientos fijos para el porche
Si lo que buscas es cerrar tu porche de manera fija e irreversible, ya sea para convertirlo en una habitación extra o para sentir que estás en contacto con el exterior pero sin pasar frío ni calor, puedes recurrir a esta opción. Pero no olvides que este tipo de cerramiento suele requerir permisos de obra y la aprobación de la comunidad de vecinos, si vives en un edificio.
Los más comunes son los que van anclados del techo al suelo y que están hechos a base de cristal y aluminio, pvc o madera para terrazas. Generalmente están rematados en acero inoxidable para hacerlos más resistentes.
Cerramientos correderos o plegables para el porche
Estos cerramientos suelen ser parecidos a los anteriores, están fabricados en su mayoría, con los mismos materiales y también van anclados, puesto que su estructura es fija. Sin embargo, son más versátiles, dado que son plegables y/o correderos, por lo que son la opción más usada para quienes quieren un cerramiento firme pero también quieren estar en contacto con el exterior.
Cerramientos reversibles para el porche
Ahora bien, si lo que queremos son soluciones más económicas, que no requieran ni permisos de obras ni de la comunidad de vecinos, que no sean excesivamente caras y que, además, sean de quita y pon, los cerramientos removibles y reversibles serán nuestros mejores aliados.
Y aquí sí que tenemos cientos de opciones para elegir. Una de las más usadas son las pérgolas, toldos y cenadores que además de ser elegantes, dar un aire sofisticado y decorar la terraza o el porche nos permitirán resguardarnos durante los meses más fríos.
También podemos optar por mallas de ocultación, paneles de pladur o de madera para exteriores, biombos hechos a base de bambú, jardineras verticales, setos… Y todo aquello que se nos ocurra y que nos permita disfrutar de nuestro porche el máximo tiempo posible, si tenemos la suerte de disponer de uno.