elconfidencial.com, E. Sanz, 03 de junio – 500 euros por vivir en un balcón, 650 por un colchón en una furgoneta o más de 1.200 euros de alquiler por una vivienda de apenas 40 metros cuadrados. Son las cifras y las situaciones a las que llevan enfrentando desde hace meses quienes acuden a Ibiza a trabajar a destajo en la temporada estival. Empleados de todo tipo -camareros, cocineros, pero también enfermeros, cirujanos o policías- que deben competir con los turistas para poder encontrar una vivienda o un lugar donde alojarse durante su estancia en la isla, aunque eso suponga vivir durante una temporada en trasteros acondicionados como mini pisos. Incluso los propios habitantes de Ibiza se están viendo en serias dificultades para encontrar un lugar digno en el que poder vivir.
Muchos de estos trabajadores de temporada tiran la toalla y abandonan la ciudad en apenas unos días tras comprobar que todo o prácticamente la mitad de su salario mensual se esfuma solo en el alojamiento. Una situación que está poniendo contra las cuerdas a algunas cadenas hoteleras y restaurantes que se están viendo obligadas a resolver los problemas de vivienda de sus empleados si no quieren afrontar el verano con serios problemas de plantilla.
Detrás de los males de la isla se encuentra el ‘boom’ del alquiler turístico y el fuerte aumento de los precios de los alquileres en los dos últimos años. Para que nos hagamos una idea, en 2016, las rentas se dispararon un 40 %. La mayor subida anual registrada en toda España, según datos del portal inmobiliario fotocasa. Y no solo eso, sino que Ibiza era, a finales del año pasado, el segundo municipio más caro para alquilar casa, solamente por detrás de Barcelona. Arrendar un piso en la isla cuesta, de media, casi 14 euros por metro cuadrado al mes, lo que se traduce en más de 1.200 euros. Una cifra que muy pocos bolsillos, especialmente de quienes acuden a Ibiza a trabajar durante los meses de verano, están dispuestos a pagar.
«En 2015 empezamos a notar estos problemas. Entonces nos quedamos cortos de cocineros. El año pasado ya nos faltaron 30 para que el servicio fuera óptimo y este año podríamos tener problemas», explica a El Confidencial Abel Matutes Jr., dueño de un auténtico emporio hotelero en la isla. Reconoce que los problemas de alojamiento de sus empleados está provocando que «no siempre se cubra la plantilla. El año pasado venía gente a trabajar a nuestros hoteles y a los dos o tres días se marchaban porque era imposible encontrar alojamiento asequible en la isla».
Esto ha provocado, según reconocía recientemente, Ana Montero, subdirectora corporativa de Recursos Humanos de Palladium Hotel Group, de la familia Matutes, que en los procesos de selección que realiza el grupo ya no contemplen contratar personal de fuera de la isla. «Sabemos que luego van a venir y no van a encontrar vivienda». No obstante, hay puestos más específicos que sí necesitan cubrir y para los que no encuentran personal cualificado en Ibiza -desde cocineros especializados en comida asiática a jefes de departamento-. En esos casos han decidido coger el toro por los cuernos, construyendo directamente viviendas para sus empleados.
Construir pisos para sus empleados
Así, por ejemplo, han levantado 65 viviendas en San Jorge que han destinado de manera casi íntegra a dar alojamiento a los empleados de sus hoteles. «Una cantidad muy pequeña, apenas un 20% de las unidades, han sido vendida a empleados. El resto están dedicadas al personal y no se cobra nada por vivir en ellas sino que forma parte del salario que les ofrecemos. Es decir, es un complemento salarial», explica Matutes a este diario, al tiempo que reconoce también estos problemas dentro del sector de la restauración.
Como ha explicado en más de una ocasión Raúl Benito, el director corporativo de Recursos Humanos de Palladium Hotel Group, han tenido que retirar del mercado varias promociones a la venta que tenían en la isla para destinarlas al alquiler de habitaciones a trabajadores o se han visto obligados a reformar casas de campo para habilitarlas como alojamiento de alto ‘standing’ para sus empleados más cualificados como chefs o jefes de servicio de los hoteles más importantes de la cadena hotelera, como el Ushuaïa o el Hard Rock Hotel.
Además, la familia Matutes tiene en marcha otro proyecto de 100 viviendas de tres dormitorios, también en San Jorge. «El objetivo es empezar a construir este invierno y tener las viviendas listas para el próximo verano», explica Matutes. La mayoría, como en el otro proyecto, se destinarán al alquiler.
Otro hotel que ha seguido sus pasos inmobiliarios ha sido el cinco estrellas Nobu Hotel Ibiza Bay, que ha abierto sus puertas este años. Su director de Recursos Humanos, Nacho Rodrigo, aseguraba a principios de año al Diario de Ibiza que el hotel compró 44 apartamentos en un bloque de viviendas con piscina y pista de pádel y los alquila a sus trabajadores a buen precio.
Las reformas se pagan con más edificabilidad
Buena parte de los hoteles de la isla se han visto inmersos en los últimos meses en profundas reformas aprovechando, en gran medida, las posibilidades y ventajas que les ofrece la ley. «Los hoteles de tres estrellas que se renueven o modernicen podrán ganar un 10% en edificabilidad y los de 4 estrellas, hasta un 20%«, explica a El Confidencial un experto del sector. «Esto no implica que puedan aumentar el número de habitaciones, pero sí dotar de mejores servicios al hotel, instalaciones para sus empleados y, en algunos casos, legalizar construcciones que han estado funcionando al margen de la ley«, explica esta misma fuente, que trabaja en la actualidad en varios procesos de reforma y demolición para dos fondos de inversión en la isla.
«Debido a la carestía y la escasez en la vivienda de alquiler para trabajadores durante la temporada, situación agravada de manera dramática durante los últimos años debido al ‘boom’ de los alquileres turísticos y su falta de regulación, en varios destinos turísticos, y muy especialmente en Ibiza, hemos tenido que renovar y mejorar las áreas comunes de personal y habitaciones, que durante años, o décadas, habían estado en desuso, o incluso habilitar nuevas zonas de personal donde no las había«, relatan desde la cadena hotelera Meliá.
«Por ejemplo, en el hotel Sol House Ibiza estamos terminando la inversión para convertir una antigua discoteca en habitaciones de personal, y mejorado las del hotel Sol Beach House Ibiza. Aunque tenemos recorrido de mejora, estamos mejorando cada año, y añadiendo a la oferta de alojamiento televisión y Wifi». Al igual que la familia Matutes, «en los establecimientos que tienen viviendas de personal, que no son todos, no se les cobra a los empleados por este alojamiento«, señalan desde la compañía que, en su caso, no se están planteando construir viviendas para luego venderlas o alquilarlas a sus trabajadores.
No obstante, y por paradójico que parezca, algunas de estas reformas y mejoras han traído consigo mayores problemas de alojamiento. Lo cuenta el propio Abel Matutes. «Hemos transformado un par de hoteles de tres a cinco estrellas y hemos perdido zona para el personal porque ese espacio se ha tenido que transformar en servicios que necesita un cinco estrellas». Un pez que se muerde la cola porque, tal y como explica, las necesidades de personal de un cinco estrellas son mucho mayores. «En un tres estrellas apenas se necesita medio empleado por habitación, mientras que un cinco estrellas necesitamos 1,4-1,7 hasta dos empleados por habitación».
Impacto directo sobre el empleo
La problemática de la vivienda en Ibiza ha llegado a tal nivel que, según la federación hotelera pitiusa, en los dos últimos años se ha reducido considerablemente la demanda de empleo y, por contra, han aumentado las peticiones de excedencias por parte de trabajadores de la isla.
«Es personal que consigue trabajo en la Península y decide quedarse un puesto con remuneraciones inferiores porque les compensa más que pagar el alquiler en Ibiza», señalaba recientemente a Efe el presidente de la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera, Juanjo Riera, quien asegura que ya «son pocos» quienes llegan a las islas para hacer la temporada.
Un problema para todos los gremios
La dificultad para encontrar alojamiento afecta a los propios ibicenses, pero también a cirujanos, cocineros, periodistas en prácticas, camareras de piso y policías. Todos ellos llevan meses sufriendo una auténtica pesadilla para encontrar dónde residir durante los meses de verano.
Los policías que forman parte del habitual refuerzo de seguridad de las islas en verano, cuando la población se multiplica con la llegada de turistas, son voluntarios, pero están empezando a echarse atrás ante la dificultad de encontrar donde vivir.
Aunque perciben una dieta diaria de entre 60 y 70 euros, «en julio y agosto es misión imposible conseguir una habitación de hotel a ese precio», según explica el secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en las islas, Manu Pavón, a quien acuden muchos agentes en busca de ayuda para que les consiga un alquiler.
Para los policías y guardias civiles este problema lleva años produciéndose pero este año es tan acuciante que el Ayuntamiento de Ibiza hasta ha ofrecido seis viviendas en el barrio de Sa Penya para alojarles. El Consell de Ibiza insta a que se destinen apartamentos de la Residencia Militar de Descanso a estos agentes.
No son los únicos que se rinden. También hay medios de comunicación que no podrán acoger este verano a estudiantes de periodismo en prácticas de fuera de las islas, que han renunciado a plazas que habían obtenido porque no han encontrado un piso de alquiler.
A aquellos que renuncian a migrar temporalmente a la islas se suman los que salen huyendo por la misma razón. La junta de personal de Área de Salud de Ibiza y Formentera ha alertado esta semana de la marcha de profesionales sanitarios por falta de vivienda y de incentivos, que está convirtiendo las Pitiüses en «zona de paso». Consideran un parche que la gerencia de Can Misses habilite doce habitaciones del hospital antiguo como residencia.