En los hogares españoles, la energía que utilizamos para satisfacer nuestras necesidades cotidianas proviene de diversas fuentes. Sin embargo, la electricidad es la que más usamos en la mayoría de los hogares de España. La electricidad es una fuente versátil que alimenta una amplia gama de dispositivos y electrodomésticos, desde iluminación hasta electrodomésticos de cocina y sistemas de calefacción y refrigeración. La producción de electricidad en España proviene de diversas fuentes, pero las renovables, especialmente la energía eólica y solar, han ido ganando protagonismo en los últimos años. La geografía de España, con su abundancia de sol y viento, ha facilitado el desarrollo de parques eólicos y plantas solares, contribuyendo así a la sostenibilidad y a la reducción de emisiones de carbono en la generación eléctrica.
Pero, además de la electricidad, el gas natural también es una fuente importante de energía en muchos hogares españoles. Se utiliza comúnmente para calefacción, agua caliente y cocina. El gas natural es una alternativa eficiente y versátil que ha encontrado su lugar en la combinación de fuentes energéticas utilizadas por los consumidores españoles.
¿Qué fuentes energéticas usamos en España? ¿Y en Europa?
En nuestros hogares, usamos la energía con finalidades diversas. Pero una cosa está clara: usamos energía para casi todo. Alimentamos nuestras calefacciones, refrigeramos espacios, cocinamos, iluminamos y hacemos uso de distintos aparatos eléctricos o electrodomésticos (lavadora, horno, frigorífico, tostadora, secadora, batidora…). Tanto es así que según un estudio llevado a cabo por Eurostat, el 27 % del consumo energético global se realiza en las casas.
Si ponemos la lupa en el origen de estas energías, veremos que en los hogares españoles se usa: electricidad (42 %), gas natural ( 24 %), derivados del petróleo (16 %), renovables y bio fuels (15 %). Por tanto, aunque en parte dependemos del gas natural, somos menos dependientes que países como Países Bajos, Alemania, Italia, Luxemburgo o Hungría. Y es que en efecto, en Europa la mayor parte del sector residencial está cubierto por gas natural (33,5 %) y electricidad (24,6 %). En cambio, las energías renovables tan solo representan el 21,2 %, seguidas de los productos petrolíferos (9,5 %) y el calor derivado (8,6 %). Hay una pequeña proporción que todavía está cubierta por productos derivados del carbón, que son combustibles sólidos (2,5 %).
¿Para qué empleamos la energía en nuestros hogares?
El estudio de Eurostats también nos da datos sobre en qué empleamos la energía en nuestros hogares. ¿Para qué la utilizamos? Veamos:
- Para calentar espacios (39,6 %): es decir, para la calefacción que nos permite llegar a temperaturas agradables en los meses más fríos
- Para la luz y los aparatos eléctricos (31,4 %): que nos permiten hacer funcionar los electrodomésticos e iluminar nuestros hogares
- Para calentar el agua (19,5 %): nos referimos de manera específica al agua de ducha
- Para cocinar (7,8 %): se trata de un uso más residual, pero igualmente presente
- Para refrigerar (1 %): hablamos de aires acondicionados, sistemas de climatización y ventiladores
¿Qué tipo de energía usamos para cada propósito en el hogar?
- Está claro que en cuanto a iluminación y funcionamiento de los aparatos en el hogar, es la electricidad la que cubre el 100 % de las necesidades energéticas que tienen los hogares. Sin embargo, en Europa también se usa la electricidad, en un 50 % de los casos para cocinar. El gas natural, en cambio, juega un papel fundamental a la hora de calentar espacios en invierno (mediante sistemas de calefacción) y de cocinar. Las energías renovables cubren el 29,2 % de las necesidades energéticas para calentar espacios, en un 14 % para calentar agua y un 4,6 % para cocinar.