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¿Es recomendable comprar una vivienda con amigos?

Comprar una vivienda es uno de los pasos más importantes en la vida de cualquiera. Si además este paso no queremos darlo en solitario, sino con amigos, la cosa se complica. Y si además debemos pedir una hipoteca para conseguir nuestro propósito, todavía más. Ahora mismo la compraventa de viviendas tiende a la moderación, después del auge vivido tras el estallido de la pandemia y en los meses posteriores a la recuperación.

Desde finales de 2022 se están registrando caídas y la ralentización se ha consolidado como tendencia en 2023. Los últimos datos revelan que en mayo se observó un descenso del 6,7 % en las compraventas, en parte impulsado por el aumento de precios y la subida de los tipos de interés.

Así pues, comprar una vivienda con amigos puede resultar ventajoso para aquellos que no pueden hacer frente a una compraventa en solitario. En este caso estaríamos hablando de hipotecas con dos, tres o incluso cuatro titulares. Tantos como amigos se decidan a comprar una casa de forma colectiva.

Pero no solo aquellos que quieren adquirir una vivienda para aprovechar las ventajas económicas de esta operación tienen cabida aquí. Muchas personas compran vivienda con amigos porque quieren hacerse con una segunda residencia para los meses de verano, puentes y otros periodos vacacionales o están decididas a adquirirla como inversión, para luego alquilarla a otras personas.

Las posibilidades son infinitas: una casa en la playa, en la montaña o en cualquier otro lugar que os guste a todos y os ofrezca rentibilidad, si se da el caso. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? ¿Qué ventajas y desventajas tiene comprar vivienda con amigos? Y lo más importante: ¿de verdad es recomendable?

¿Es recomendable comprar una vivienda con amigos?

Cómo funciona comprar una vivienda con amigos

Esto para empezar. Puede que algunos decidan hacerlo como inversión y que otros se lo planteen como una manera de adquirir una segunda residencia, haciendo la operación más asequible, porque es compartida. Y, por tanto, los gastos también. Comprar un inmueble con una persona con la que no se guarda ningún parentesco es perfectamente posible. Se trata de un proindiviso, una formula en la que es imprescindible dejar negro sobre blanco el porcentaje de participación de cada persona. No importa si es al 50% o si los porcentajes son distintos.

Para dar el paso, además, será preciso crear lo que se denomina una comunidad de bienes. Se trata de un sociedad sin personalidad jurídica (Artículos 392 a 406 del Código Civil). Es la formula necesaria para que los individuos que compren la vivienda se hagan cargo también de la parte que les corresponda para el pago de la hipoteca, además de los gastos de la comunidad de propietarios, los impuestos municipales, las futuras reformas, la tributación etcétera.

En el momento de la operación, también será preciso redactar un contrato en el que se establezcan los condiciones de esta comunidad. En este deben figurar las aportaciones realizadas y las responsabilidades de cada miembro. También deberá especificarse el motivo por el que se ha creado la comunidad. Tanto si es para usar la vivienda como segunda residencia, para alquilar (como inversión), como primera vivienda, etcétera.

¿Es recomendable comprar una vivienda con amigos?

Así de partida puede parecer una opción arriesgada, pero esta ya es una tendencia entre milenials. Jóvenes que deciden convertirse en propietarios con otros amigos, una iniciativa que los expertos califican de sabia en términos financieros. Dividir una hipoteca entre varias personas (pagadoras) es una opción más que ventajosa. Hay que pagar menos y, a cambio, tienes una casa en propiedad. Ya sea para vivir habitualmente o para usar como segunda residencia. Algo que en solitario, para muchos, resulta inasumible.

Pero esta operación también entraña desventajas que conviene tener en cuenta antes de dar el paso definitivo de firmar una hipoteca con amigos. La primera: que son pocos los bancos que ofrecen hipotecas para distintos titulares, lo que puede terminar dándonos problemas a la hora de conseguir el capital para hacer la compra. Pero hay otra cuestión a tener en cuenta. ¿Qué pasa si uno de los miembros quiere vender y dejar la copropiedad?

El problema en este caso pasaría directamente al tejado de los demás amigos, porque tendrían que tomar una decisión: o comprar la parte del colega o, si no pueden asumir el gasto, desprenderse de manera conjunta de la propiedad. ¿Y en caso de impago? Pues los expertos lo tienen claro: el deudor podría llegar a reclamar a cualquiera de los copropietarios y, por tanto, uno o varios de ellos tener que asumir la deuda de manera solidaria.

¿Es recomendable comprar una vivienda con amigos?

El cohousing como alternativa

Vivir con otras personas, aunque sean amigos, tiene muchas ventajas. La mayoría vinculadas a la cooperación. Muchas personas mayores también están optando por vivir en comunidades con otras personas mayores. Es lo que se denomina cohousing. A cambio reciben apoyo, compañía y calidad de vida. Está claro que, en caso de hacerse la operación, los amigos deberían ser amigos de verdad y ser capaces de ayudarse los unos a los otros, aun cuando existan situaciones de dificultad.

Algunos dicen estar dispuestos a ayudarse si en algún momento no pueden, por ejemplo, acudir al pago de la hipoteca. Porque lo cierto es que nos podría pasar a cualquiera. Contar con alguien que nos apoye en los momentos difíciles es algo extraordinario. ¿Será esta formula una opción de futuro? Y tú, ¿comprarías tu primera o segunda vivienda en copropiedad?

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