La vivienda que hoy visitamos no te dejará indiferente. De hecho, estamos seguros de que ninguna de las viviendas que solemos proponerte en nuestros viajes te ha dejado frío. Pero está claro que la propuesta de esta semana es una verdadera maravilla. Hemos volado hasta Menorca para descubrir una finca que es una casa menorquina típica. Una masía declarada como tal que consta de trece dormitorios, tiene piscina y está habilitada como residencia turística.

Estamos ante una masía del siglo XVIII de 760 metros cuadrados, construidos sobre una parcela de 25.000 metros, en pleno campo menorquín y en el término municipal de Ferreries, a tan solo cinco minutos de Cala Galdana y Cala Mitjana. Una verdadera delicia, si lo que buscas es abrir las puertas de un negocio rural con mucho encanto o trasladarte a vivir a un lugar espectacular, alejado del mundanal ruido. ¿Quieres descubrir cómo es la casa por dentro?

Una vivienda de dos plantas con múltiples posibilidades

La vivienda en cuestión se distribuye en dos plantas amplísimas. En la planta baja, a la que se accede desde un idílico porche cubierto por buganvillas, un recibidor da paso a varias salas y, a continuación, a dos habitaciones que comparten baño. La otra sala lleva a una tercera habitación con baño privado. En esta misma planta, se ha habilitado una sala de yoga polivalente con suelo de cemento pulido y salida directa al jardín. 

Si subimos a la primera planta, a la que podemos acceder desde dos escaleras distintas, encontramos tres habitaciones de grandes dimensiones que también comparten baño. En la otra ala está una master suite con chimenea, baño privado y salida a la terraza con vistas despejadas al campo y al mar, con la silueta de Mallorca en el horizonte.

En esta zona hay otras cuatro habitaciones dobles que comparten baño al final del pasillo. Algunas de estas estancias están equipadas con ventiladores en el techo y aires acondicionados de frío y calor, esenciales en cualquier época del año.

Una casa de invitados de 40 metros cuadrados adicional

La finca también cuenta con una casa de invitados que pertenece a la propiedad, pero que está en un edificio diferenciado. Se trata de una vivienda de 40 metros cuadrados con dormitorio abierto, cocina, salón-comedor diáfano y calefacción por suelo radiante. Además, hay una casita de 40 metros adicionales pendiente de distribuir.

La finca dispone de luz eléctrica y agua de un pozo comunitario. En la misma parcela tenemos una gran zona ajardinada, vegetación autóctona, árboles frutales, piscina elevada y amplia zona de aparcamiento, por si tienes invitados (o clientes). Hay espacio destinado a caballos y otros animales.

Como ves, se trata de una vivienda estupenda para vivir todo el año, pasar temporadas con familiares y amigos. ¿No os parece perfecta?