europapress.es, 20 de abril – La sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (Socimi), cuya principal actividad es la adquisición de inmuebles urbanos para su alquiler, se han convertido en uno los nombres propios del nuevo panorama del mercado inmobiliario español, que unos llaman de estabilización y otros de incipiente recuperación.
Muestra de ello es que de los 2.900 millones de euros invertidos en el sector inmobiliario español hasta abril, el 23 % corrió a cargo de las socimis, según datos de CBRE. Además, tras la flexibilización de su régimen regulador a finales de 2012 han llamado a su puerta pesos pesados del mundo inversor como George Soros (Hispania). Pero además, estas sociedades se están convirtiendo en la punta de lanza del mercado inmobiliario español en su vuelta al escenario europeo.
Y es que están protagonizando el regreso de las firmas nacionales a la European Public Real Estate Asociation (EPRA), una organización sin ánimo de lucro cuyos miembros comparten estándares para homogeneizar la información financiera que intercambian entre ellos y con los inversores, así como prácticas de gobierno corporativo. Esta organización supone así una suerte de sello de calidad y transparencia a nivel mundial y, por ello, ofrece un escaparate para todos sus miembros de cara a los inversores extranjeros.
Con los primeros aires de recuperación, son algunas de las más importantes socimis que cotizan en España las que además están desembarcando en un índice denominado EPRA/NAREIT Europe index, que equivaldría al Ibex a nivel europeo, al que acceden sólo aquellos miembros de EPRA que cumplen con ciertos requisitos de volumen y liquidez.
Esta liga principal del real estate europeo, a la que en años anteriores accedieron compañías inmobiliarias españolas de bandera como ahora las socimis, englobaba a cierre de marzo a casi una centena de miembros, con una capitalización de unos 194.000 millones de euros.
EL BAILE DE FIRMAS
Según la base de datos de la EPRA, Inmobiliaria Colonial ha entrado y salido de este índice desde 2004 y se ha vuelto a incorporar con continuidad en marzo de 2014, una vez pasado lo peor de la crisis. Sin embargo, Metrovacesa y Renta Corporación salieron de esta ‘bolsa’ europea en 2006 y 2009, respectivamente, coincidiendo con la antesala y estallido de la ‘burbuja inmobiliaria’.
Por su parte, las cuatro grandes socimis españolas –Axiare, Merlin Properties, Hispania y Lar España– ya son miembro de EPRA. Merlin forma parte además del índice de cotización desde julio del pasado año e Hispania prevé incorporarse al mismo en el primer semestre de 2015. Lar España espera poder estar dentro de este grupo selecto en un futuro.
Para estas socimis estar en la EPRA y en su índice de cotización en el actual momento de los mercados tiene gran importancia. El director de Merlin Properties, Fernando Ramírez, explica en declaraciones a Europa Press que «cuando uno aporta información financiera y lleva el apellido EPRA, es entendida en toda Europa», lo que da acceso a «una base accionarial más amplia».
«Muchos de los inversores exigen para poder tenerte en sus carteras que formes parte de EPRA», añade Ramírez. Es el caso de Holanda, donde los inversores prácticamente sólo invierten en compañías que siguen las prácticas de EPRA.
Por su parte, el director corporativo de Lar España, Jon Armentia, entiende que para una entidad, la principal ventaja de formar parte de la EPRA es la visibilidad que aporta entre los inversores extranjeros.
Según recuerda Armentia, hasta hace poco tiempo sólo alguna firma como Colonial o Testa estaba familiarizada con esta organización. De hecho, su entrada en EPRA a principios de este año ha tenido que ser de la mano de un advisor extranjero experto en EPRA.
Armentia constata también que en el seno de esta organización las socimis en España «se ven como una muestra de la confianza en el sector inmobiliario español» y de que «las cosas van hacia adelante».
LA EPRA DIO EL PRIMER PASO
En este idilio entre las socimis en España y la EPRA, se podría decir que fue la organización la que dio el primer paso. Cierto es que las socimis se han hecho un hueco en el panorama inversor por derecho propio.
Un reciente informe de Tinsa señala incluso que el 41 % de los inversores espera que sean los ‘players’ más destacados durante 2015, continuando la tendencia iniciada en 2014 y relegando a los fondos oportunistas, que están precisamente empezando a invertir a través de otras vías, como las socimis.
Si bien, la EPRA nunca ha escatimado elogios hacia los Real Estate Investment Trust (REIT), como se conoce a las socimis fuera de España, e incluso hizo ‘lobby’ para propiciar que el actual Gobierno del PP modificara la fiscalidad de estos vehículos para hacerlos más atractivos en España.
La EPRA criticó ya en 2009 el primer régimen de las socimis aprobado por el anterior Gobierno socialista, al considera que la estructura elegida se alejaba de los estándares de otros países.
«Si España desea tener éxito en el fieramente competitivo mercado y atraer capital internacional al sector inmobiliario, el Gobierno necesita comprender cómo otros países han alcanzado este objetivo con una estructura dinámica y eficiente de los REIT», insistía el consejero delegado de EPRA, Phillip Charls, en mayo de 2012, al poco de llegar el PP al Gobierno.
A finales de ese año, el Ejecutivo de Mariano Rajoy flexibilizó el régimen de las socimis y mejoró su régimen fiscal. Estas sociedades ya no tributan por Impuesto de Sociedades, mientras que antes lo hacían al 19 %. La exigencia de capital mínimo inicial ha pasado del 15 % al 5 %; se les posibilita cotizar en el mercado bursátil alternativo (MAB) y han desaparecido los límites mínimos de capital en circulación, número de accionistas o diversificación.
Tras estos cambios, el analista de EPRA Tim Kesseler señala en un reciente documento sobre las socimis españolas que éstas son hoy un negocio transparente y seguro, lejos de la falta de profesionalización que desprestigió al ‘ladrillo’ español desde los primeros años de la crisis. No es de extrañar que además espere de ellas un papel más activo en la organización de cara al futuro.