Compartir piso no es fácil. Convivir es un arte al que muchos se enfrentan, pero que no todos consiguen culminar con éxito. De hecho, lo primero que debes tener claro antes de tomar la decisión de compartir piso es que surgirán conflictos. En tus manos está -y en las de las personas con las que convivas, por supuesto- hacer que estos pequeños obstáculos no se conviertan en grandes problemas que terminen por tirar por la borda vuestro proyecto de convivencia.
Elegir piso para compartir tampoco es sencillo, así que tratar de hacer llevadera la convivencia es fundamental para mantener la casa que con tanto esfuerzo hemos encontrado y preservar nuestra salud mental y emocional. ¿Fórmula mágica? ¡Ninguna! Eso sí, lo que hoy te damos son diez consejos prácticos para que compartir piso sea una oportunidad para disfrutar y crecer, en lugar de un engorroso trámite. ¿Vamos allá?
1. Asumir que puede haber discrepancias con los compañeros de piso
Estáis a punto de empezar a convivir personas distintas, con diferentes procedencias, opiniones, costumbres y puntos de vista. Es normal que a lo largo de los días surja algún roce, seguramente motivado por cuestiones banales, como por ejemplo: una colada sin tender, unos platos sin fregar, la organización de la limpieza semanal de casa o un yogur de menos en el frigorífico. Es importante tener en cuenta que algo sucederá para no salir pitando en el primer conflicto. Keep calm en ese sentido.
2. Establecer unas normas de convivencia claras para compartir piso
Hay que sentarse al principio con todas las personas que vayan a compartir piso. Entre todos tendréis que establecer unas normas claras de convivencia, en las que se concreten horarios, así como acuerdos respecto a pagos, limpieza, cocina y demás cuestiones vinculadas a la convivencia más práctica. Aunque no te lo parezca, cualquier traspiés en este sentido puede desencadenar una tormenta.
3. Respetar los horarios con lógica al compartir piso
Es lógico que no puedes ensayar con tu guitarra eléctrica a las doce de la noche. Como es lógico que no hay que ponerse a arrastrar muebles a las seis de la mañana. La lógica debe imperar para una buena convivencia. Aun así, dejad claros cuáles son vuestras necesidades en términos de horarios en la reunión inicial para no perturbar el descanso de nadie en la casa. Todas son reglas de oro, pero esta más.
4. Repartir los gastos de manera equitativa
Repartir los gastos equitativamente entre los compañeros de piso es fundamental para una buena convivencia. Asegúrate de acordar cómo se van a gestionar los gastos comunes, como el alquiler, las facturas de servicios públicos y la compra de productos de limpieza. Es recomendable llevar un registro de los gastos -hay apps específicas para ello- y mantener un equilibrio justo para que todos paguéis de manera proporcional.
5. Practicar el silencio por costumbre en un piso compartido
La mayor parte de personas que comparten piso son estudiantes y, por tanto, necesitan dedicar ciertas horas del día al estudio o a teletrabar desde el despacho de casa. Ahora que estamos en la era de las videollamadas full time, el silencio es más necesario que nunca. Olvídate de poner tu música favorita a todo trapo, a no ser que los demás estén encantados con ella o estés solo en casa. Recuerda que el silencio, cuando se trata de convivir, es el mejor aliado.
6. Aprender de tus compañeros de piso y dejar que los demás te enseñen
A menudo convivir también significa encontrarse con personas de distintas procedencias y culturas. Si este es tu caso, te recomendamos informarte acerca de las costumbres de tus compañeros, lo que sin duda es básico para el respeto. Además, tienes ante ti una oportunidad preciosa para aprender mucho sobre vivencias, idiomas e incluso gastronomía. No desaproveches el momento.
7. Respetar el espacio personal de los compañeros de piso
A pesar de vivir bajo el mismo techo, es importante respetar el espacio personal y la privacidad del resto de los compañeros de piso. Evita entrar en las habitaciones de los demás sin su permiso y respeta sus momentos de tranquilidad, y pide que ellos hagan lo mismo contigo.
8. Practicar la asertividad con tus compañeros de piso
Ojo, que la asertividad es importantísima. Tú también mereces ser respetado y comprendido. Decir lo que piensas y hacerlo con atino y respeto es muy importante para no ver vulnerada tu intimidad y necesidades vitales. Si hay algo que te molesta o que no toleras, dilo. No dejes pasar el tiempo, puesto que si no lo dices alto y claro, tus compañeros y compañeras seguirán haciendo como si nada pasara.
9. Limpiar inmediatamente aquello que ensuciemos los espacios comunes del piso compartido
En las casas suelen producirse desaguisados varios: que se vierta la leche del desayuno, que se nos rompa un huevo o que en el baño queden algunos pelos. No pasa nada. Lo único que tenemos que hacer es remediarlo y tener claro que después de nosotros, alguien tendrá que usar la cocina o el baño y que no es agradable encontrarse con la suciedad de otro. Limpia al momento y olvídate de ello. Establecer un calendario para la limpieza de áreas comunes os ayudará muchísimo.
10. Pedir permiso y perdón a los compañeros de piso
Un día querrás celebrar una cena con tus amigos. Pide permiso. Habrá una tarde que querrás dedicar a sofá y palomitas. Pedir permiso no te cuesta nada y los demás verán en ti un gesto amable, que querrán imitar cuando ellos también quieran festejar algo. Por otro lado, si has metido la pata hasta el fondo, no te preocupes, hay una palabra mágica: lo siento. Pedir perdón a tiempo puede ayudaros a resolver rápidamente cualquier problema o malentendido. Y vuestra convivencia seguirá adelante. ¡Ánimo con ello!