Una cosa está clara. Mientras tengas un piso alquilado, podrás vivir en este durante el tiempo estipulado por contrato, pero el casero seguirá siendo el propietario del inmueble. A veces puede suceder que el casero nos pida entrar en la vivienda. Puede que quiera realizar alguna reparación, supervisar el estado de la vivienda, comprobar algún mecanismo o incluso enseñar el piso a otra persona para venderlo.
Pero, ¿puede hacerlo? ¿Estoy obligado a dejar pasar al arrendador en el domicilio? La respuesta es no. El propietario de la vivienda, por mucho que lo siga siendo mientras dure el contrato de alquiler, no tiene derecho a entrar en el inmueble mientras el inquilino esté viviendo allí. Tanto es así, que este es un derecho fundamental recogido en la Constitución Española: «El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito».
Sin embargo, hay una excepción en la que el casero sí podría entrar en la vivienda que tienes alquilada. ¿Sabes cuándo es legal que el propietario entre en el piso? Desde habitaclia, resolvemos todas tus dudas sobre si es legal o no que el propietario acceda a la vivienda de alquiler.
¿Qué pasa si el arrendador entra a mi piso alquilado?
La mayor parte de propietarios, cuando tienen un piso alquilado y quieren entrar para hacer alguna comprobación suelen argumentar lo siguiente:
«El piso es mío, así que puedo entrar cuando quiera para comprobar si todo está en orden». Pero esto no es así. Es decir, la vivienda sigue siendo de su propiedad, pero
al alquilar el piso a través de un contrato, el casero ha perdido la posesión legítima de la vivienda, porque ha cedido el derecho a uso a otra persona a cambio de una compensación económica.
Por tanto, el casero no puede entrar en tu piso alquilado si no ha obtenido antes tu permiso. Si lo hace, se enfrentará a un delito muy grave, de allanamiento de morada, que puede llegar a castigarse con penas de cárcel. Así lo regula el artículo 202.1 del Código Penal (CP): «el particular que, sin habitar en ella, entrare en morada ajena o se mantuviere en la misma contra la voluntad de su morador, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años«.
¿Cómo inquilino puedo negarme a enseñar el piso?
Te hemos indicado que el propietario no está autorizado a entrar en el piso para realizar comprobaciones o inspecciones. Podrá hacerlo si tú le das consentimiento, pero en ningún caso sin tu aprobación. Por tanto, puedes negarle la entrada. Como inquilino, además,
tampoco estás obligado a enseñar el piso en caso de que el propietario quiera venderlo.
Es cierto que puede decidir vender la vivienda, pero en ningún caso podrá obligar al inquilino a recibir visitas en su domicilio y mucho menos a enseñar el piso. Esto sería posible si el casero lo especificó en su momento en el contrato de alquiler, por eso es tan importante leer bien todas las cláusulas especificadas.
Lo más lógico, en todo caso, es que si el propietario necesita vender la vivienda, llegue a un acuerdo con el inquilino para poder mostrarla. Sea como sea, este siempre puede negarse, aunque lo más razonable es tratar de mantener una relación cordial con el casero.
¿Puede entrar el casero si hay que hacer reparaciones en el piso?
Es el único supuesto por el que el casero sí puede entrar en la vivienda. Lo recoge la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Así, el arrendador puede solicitar al arrendatario acceder al domicilio
si hay que hacer reparaciones u obras de mejora, con el objetivo de conservar las condiciones de habitabilidad.
Eso sí, antes de entrar en el domicilio, el casero tendrá que pedir permiso al inquilino para acceder a la vivienda y explicarle debidamente por qué es necesaria su entrada (o la de los técnicos) y el segundo, tendrá que dar el visto bueno.
Si no se produce el acuerdo, y el inquilino se niega a autorizar la entrada al propietario y/o los técnicos para subsanar el problema, será el arrendador el que tenga que hacerse cargo de reparar los daños para que la vivienda quede debidamente preservada y sea habitable.
